sexta-feira, 6 de novembro de 2009

Maquillando el golpe de la CIA

Por Ronnie Huete

Tegucigalpa, 6 de nov (PL) “Nuestro poder es mayor cuanto más prudente es”, “somos los continuadores de este legado” es una parte textual del discurso de toma de posesión presidencial del actual gobernante de Estados Unidos, Barack Obama.

Bajo ésta afirmación de Obama hace casi nueve meses, se reafirmo la política de estado para el hemisferio latinoamericano, cuya hegemonía influyo en el golpe de Estado propiciado en Honduras el pasado 28 de junio.

Las investigaciones de Marco A. Gandásegui, quien trabaja como profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado al Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), describen que las técnicas de Estados Unidos en su diplomacia son conocidas como “smart Power” (poder inteligente).

Llamada así por la abogada internacionalista y defensora de los derechos Humanos, Eva Golinger, de origen venezolano norteamericano. Golinger señala que esta estrategia de “smart power” ha jugado un papel importante antes, durante y después de la asonada castrense en Honduras.

Los hechos ocurridos dos semanas antes del golpe de Estado, evidencian que el sub secretario de estado para el hemisferio latinoamericano Tomas Shannon se había reunido con la cúpula que estableció el golpe, en este país de Centroamérica.

No es de extrañar las recientes declaraciones de Shannon en la cadena estadounidense CNN en donde anuncia que sin o con la restitución del Presidente de los hondureños Manuel Zelaya, se deben de efectuar las elecciones generales programadas para el 29 de noviembre.

Estas nuevas normas diplomáticas para Latinoamérica son sustentadas bajo la estructura del ex embajador de Estados Unidos en Honduras en las década de los ochentas, John Dimitri Negroponte, quien conserva su posición estratégica dentro del departamento de Estado y es miembro activo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Según las investigaciones realizadas por Gandásegui todos estos hechos han reforzado las condiciones actuales en que se encuentra estancado el conflicto en Honduras, con el apoyo de la extrema derecha del país.

El aspirante a empresario Arturo Corrales, es uno de los representantes del sector oligárquico que pretende seguir dominando bajo “el manto de la política y el amor a la democracia”, puesto que sus estrategias de dilatar un falso acuerdo, son los lineamientos a seguir por la oligarquía nacional y la inteligencia estadounidense.

Corrales conocido como “el alacrán” y la abogada vitalicia de la burguesía Vilma Morales solo siguen las políticas del imperio, ya que su débil formación solo les permite obedecer órdenes de sus amos golpistas enemigos de la evolución social.

Los empresarios que financian el régimen fascista junto a la derecha recalcitrante del resto de Latinoamérica y Estados Unidos, esperan con ansias que se conforme un gobierno de “reconciliación nacional”, pero su estructura no es la que estimaban, debido a la fuerza de la lucha civil que se prolonga en Honduras.

Las familias Facussé, Atala, Canahuati, Larach, Ferrari, Rischmagui, Kafati, Kafie y sus demás allegados sociópatas, empecinados en que no se instituya una Asamblea Nacional Constituyente para la redacción de un nueva constitución, temen que sus planes auspiciados por Estados Unidos, se debiliten.

En una desesperante acción estos personajes enemigos de la paz insisten en sus acciones retrogradas para inculpar el heroísmo del pueblo hondureño, organizado en el Frente de Resistencia Nacional en contra del golpe de Estado.

La Resistencia que por más de cuatro meses ha mantenido el espíritu combativo en un escenario pacifico, ha inmortalizado la lucha venidera puesto que su potencia aglutinadora marcó el inicio de afrontar un nuevo panorama, que de nada servirá la planificación criminal de la burguesia en contubernio con el imperio yanqui.

Maquillar el golpe de Estado en la nueva Honduras, representa un escarnio para la Resistencia y los hondureños que ya están construyendo la refundación de un nuevo país.

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Seguidores de Zelaya acusan
a la OEA y a EE.UU. de ser
"cómplices" del golpe de Estado

Tegucigalpa, 5 nov (EFE).- El movimiento popular que ha exigido en las calles la restitución del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, desde que fue derrocado el pasado 28 de junio, acusó hoy a Estados Unidos y a la Organización de Estados Americanos (OEA) de ser "cómplices" del golpe de Estado.

"Responsabilizamos a la OEA y a los Estados Unidos de ser cómplices en este golpe de Estado que, tras 131 días, no han hecho nada para resolverlo", dijo a Efe uno de los coordinadores del Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, Juan Barahona.

Unos 500 seguidores de Zelaya se volvieron a concentrar ante la sede del Congreso para exigir que este órgano se reúna para decidir sobre la restitución del mandatario derrocado, tal y como indica el Acuerdo Tegucigalpa-San José, suscrito el pasado viernes entre éste y el presidente de facto, Roberto Micheletti.

"La OEA y el Gobierno de los Estados Unidos, a quien consideramos cómplices del golpe de Estado militar, no muestran interés en la salida definitiva de los golpistas del poder", indicó el Frente en un comunicado.

Esta declaración se produjo después de que el miércoles el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, instara a que se respetara lo que el Congreso de Honduras decida sobre la restitución del derrocado presidente.

Aunque el tratado no marca explícitamente ninguna fecha al Legislativo para que tome su decisión sobre la restitución, el gobernante depuesto ha exigido que esto se produzca a más tardar hoy, último día para la conformación de un Gobierno de Unidad, según el calendario del acuerdo.

"El Frente de Resistencia deja clara su decisión de desconocer el proceso electoral (de las presidenciales hondureñas del 29 de noviembre) si a partir de hoy, a más tardar, a las doce de la noche el presidente Zelaya no es restituido", afirmó Barahona.

La Organización de Estados Americanos (OEA) y Estados Unidos, añadió, "pudieron haber obligado a los golpistas, a las 24 ó 32 horas (de producirse el golpe) a que devolvieran el poder que habían usurpado".

"Los Estados Unidos no lo han hecho porque ellos están de acuerdo con el golpe de Estado. La OEA no lo ha hecho porque ese ha sido su papel todo el tiempo: hablar y no hacer", acusó.

Fonte: EFE.

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