sábado, 14 de novembro de 2009

ELEIÇÕES EM HONDURAS

Por

Bartolo Fuentes
Galel Cárdenas
Pablo Monsanto


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Ola de renuncias de candidatos
y candidatas dejará solos
a golpistas en las elecciones

Por Bartolo Fuentes*

Las renuncias a cargos de elección popular en las elecciones del 29 de noviembre se están conociendo cada día desde distintos rumbos de Honduras en protesta por la no restitución del Presidente Manuel Zelaya en su cargo del cual fue depuesto el 28 de junio pasado mediante un violento golpe de Estado.

Hasta ahora las renuncias han sido de candidatos independientes y del Partido Liberal y en los tres niveles: presidente, diputados y alcaldes. Se han anunciado renuncias en el Partido Innovación y Unidad (PINU) y de continuar así los golpistas quedarán completamente solos en el proceso electoral.

La primera renuncia fue la de la planilla presidencial de la Candidatura Independiente Popular encabezada por el sindicalista Carlos H. Reyes, quien oficializó su retiro el 9 de noviembre.

Para inscribirse a la candidatura presidencial de Reyes le solicitaban 41 mil firmas de respaldo y en apenas dos meses reunieron 69 mil con lo cual superó en un trescientos por ciento los resultados en votos de tres de los partidos inscritos y las encuestas de opinión lo ubicaban como tercera fuerza política sin haber realizado ninguna campaña proselitista.

La Ley no permite a la fórmula presidencial presentar candidatos a diputaciones y alcaldías. Sin embargo por su cuenta una veintena de candidatos independientes se inscribieron en diferentes municipios, la mayoría de ellos vinculados a sectores populares. Ellos también han comenzado a renunciar.

En San Pedro Sula, la segunda ciudad en importancia política en el país y la primera económicamente hablando, el candidato independiente a la alcaldía Faustino Martinez anunció su retiro y se suma a las acciones de desconocimiento de las elecciones a las cuales considera parte del golpe de Estado.

En la misma ciudad, el candidato Rodolfo Padilla Sunceri en una carta al Tribunal Supremo Electoral (TSE) publicada el 11 de noviembre presenta su renuncia. “Patentizo mi firme convicción y posición de retirarme en la participación de la campaña y proceso electoral tradicional para la reelección al cargo de Alcalde Municipal de la ciudad de San Pedro Sula, por el Partido Liberal de Honduras”, expresa Sunceri, quien según las encuestas antes del golpe de Estado era el favorito para ganar la alcaldía sampedrana.

La carta de renuncia expone que el retiro se debe a que se incumplió “El acuerdo de restablecer el orden constitucional como única vía para garantizar un proceso eleccionario transparente y legítimo como lo demanda el pueblo hondureño y la comunidad internacional”. Agrega que no puede “legitimar procesos electorales que pretenden consolidar los abusos, crímenes y atropellos perpetrados por aquellos responsables del Golpe de Estado”.

De igual manera, en Choluteca renunció Heber Iván Gómez Mendoza, candidato del Partido Liberal a la Alcaldía de Morolica. “Nuestra decisión era participar si restituían al Presidente, pero no bajo el golpe de Estado”, declaró.

Mientras, en el municipio de Danlí, el más grande del oriental Departamento de El Paraíso, Luis Alberto Posadas Alfaro renunció el 12 ante el TSE como candidato independiente a la Alcaldía. Posadas explicó que aunque restituyeran a Zelaya “Los candidatos ya no tienen tiempo para hacer campaña, solo faltan dos semanas para las elecciones y una para hacer campaña”. Dijo que en El Paraíso no habrá elecciones en varias comunidades porque la población rechaza las mismas y citó como ejemplo a la comunidad de Santa María donde no han dejado entrar a los candidatos a hacer proselitismo.

La única candidata independiente en el insular Departamento de Islas de la Bahía, Gladys Gloria Ebanks Campell, quien se postulaba a la alcaldía municipal de Roatán, también presentó su renuncia.

De igual manera la candidatura independiente en San Antonio, Cortés, manifiesta su condena a “La actitud intransigente, antidemocrática y nefasta del gobierno de facto del Sr. Roberto Micheletti, al no mostrar voluntad política para restaurar el orden constitucional, devolver la Presidencia de la República al Presidente legítimo José Manuel Zelaya Rosales, burlando con ello los acuerdos respaldados por la comunidad internacional, así como la dignidad y la soberanía del pueblo hondureño”.

Ante esta situación deciden retirar su candidatura municipal “del proceso electoral, el cual desconocemos mientras no se haya restituido el orden constitucional y se haya revertido en su totalidad el golpe de Estado” y agrega que “Nos sumamos plenamente a las acciones de resistencia que sean necesarias para restablecer el orden constitucional y la vida democrática de nuestro país”.

Para los próximos días se espera las renuncias de los candidaturas independientes en Choloma y San Manuel en el Departamento de Cortés y de Savá en el Departamento de Colón. Asimismo son decenas de candidatos a diputados y alcaldías del Partido Liberal que se retirarían del proceso y aunque es posible que hagan inmediatamente las sustituciones, innegablemente reducirá la presencia de seguidores en las urnas.

El Partido de Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU), con una dirigencia claramente identificada con el golpe de Estado, estaría también a punto de quedar fuera de las elecciones si cumplen su promesa de renunciar los candidatos y candidatas a diputados que exigen el retorno al orden constitucional, entre los cuales hay varios dirigentes de la Resistencia.

Difícilmente el PINU podrá cubrir las vacantes por las renuncias individuales y sin llenar el requisito de tener completas por lo menos diez planillas de diputados no puede participar, a menos que les haga el favor el TSE.

El partido Unificación Democrática, UD, aún no decide su retiro en bloque de las elecciones. Pero aunque César Ham decidiera participar en las elecciones y traicionar a la Resistencia, hay muchos candidatos y candidatas en todos los departamentos donde están dispuestos a renunciar personalmente para lo cual no necesitan el aval de sus dirigentes. De esa forma puede quedar inhabilitado igual que el PINU.

Una de las dos directivas que funcionan en UD, la que no es reconocida por las autoridades del Tribunal Electoral y dirige Renán Valdez, ha llamado a toda la militancia a no participar en las elecciones. Mientras la facción que encabeza César Ham como candidato a la presidencia tiene posiciones encontradas entre los que exigen el retiro inmediato y quienes desean participar aunque no haya restitución del Presidente Zelaya.

No participar en el proceso implica para UD perder su registro legal como partido y no tener acceso a por lo menos cuatro millones de lempiras de deuda política.

Ante lo anterior la llamada Junta Directiva auténtica plantea “Perder la legalidad del Partido Unificación Democrática por ser solidario con la causa del Pueblo puede ser un inconveniente mientras duren los golpistas en el poder, pero se convierte en un honor ante ese Pueblo, gracias al cual dicha legalidad puede ser recuperada con el acompañamiento de la gente honesta de este país”.

Agregan que “Participar en las elecciones fraudulentas contribuirá a legitimar el régimen golpista ante el mundo y crear condiciones más difíciles para la derrota del nuevo gobierno, lo que convertiría a la UD en su cómplice”. Y concluye que “La encrucijada a la que se enfrenta la UD hoy día es a morir para la legalidad golpista y revivir en el corazón del Pueblo, o vivir en la legalidad del régimen golpista pero morir como alternativa política popular”.

Por último hacen un llamado ante la militancia de base del Partido Unificación Democrática para que independientemente de las diferencias que los han separado en el pasado reciente, “Impida que por mezquinos intereses personales, la UD cabe su propia sepultura si apoya la farsa electoral del 29 de noviembre próximo”.
Así la situación, las elecciones se realizarán sin la presencia de la novedad de la mayoría candidaturas independientes y sin dos de los partidos inscritos, aunque no se descartan las maniobras de los magistrados del TSE para hacerlos aparecer participando a pesar de que no cumplan con los requisitos establecidos en la Ley, todo para lograr “Las elecciones más democráticas de la historia de Honduras”.

Viernes 13 de noviembre de 2009

*Periodista Bartolo Fuentes/Comunicación Comunitaria/Comun-Noticias/Honduras Laboral.


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EL CHAPSUEY DE
LAS PRÓXIMAS
ELECCIONES GENERALES


Por Galel Cárdenas

Si vemos con alguna objetividad los escenarios dispuestos a la luz del observador sobre las lecciones, existen tres perspectivas: las elecciones convocadas por el TSE perteneciente al régimen golpista; la convocatoria de la Resistencia Nacional contra el Golpe de Estado a no votar en estas las elecciones y la invitación de la UD a votar por sus candidatos a Presidente, diputados, alcaldes y regidores.

En derredor de los tres escenarios existen argumentos que transitan en la red virtual, en los medios patrióticos de comunicación y en los medios del poder fáctico.

Todos ellos forman algo a sí como una enmarañada red de argumentos que podrían confundir a los electores generales , es decir al hondureño común, despolitizado, indiferente, pero que no deja de escuchar los medios de comunicación.

Los golpistas, prosiguen con su proyecto diseñado por el pentágono norteamericano que consiste en celebrar las elecciones al costo que tenga que pagarse y sentar al presidente electo por un proceso espurio (Adj. Bastardo; falso, engañoso) ya completamente acabado en su fase de ejecución. Las elecciones que están planificadas tienen dos candidatos, uno perteneciente a las fuerzas oscurantistas nacidas desde la época de Rafael Carrera; y la otra perteneciente a la facción liberal nacida de la gesta de Morazán y que correspondía genéticamente a los criollos ricos y medios. El proyecto golpista diseñado en el Pentágono y Departamento de Estado, ejecutado por las Fuerzas Armadas, el Congreso Nacional como máxima expresión de la institucionalidad gubernamental, los partidos políticos tradicionales y los empresarios, ha planificado la entrega del poder directamente desde el dictador Micheletti al ganador de las elecciones montadas para tal efecto. Para ello han configurado el uso de la fuerza, los mass media, la aplicación de ciertas leyes, la invocación de la Constitución debidamente violada y demás otras argucias que encaminen al elector analfabeta político que conforma el 54% de los abstencionistas que no votaron en el año 2005 y que a estas alturas andará por el orden no menor del 60%.

La Resistencia Nacional contra el golpe de Estado cuyas acciones conllevan ya 140 días de oposición tenaz, pacífica y organizativa a nivel nacional contra el Golpe de Estado, han llamado a la abstención de asistir a las urnas para no votar debido a que las condiciones legales, represivas y fraudulentas avizoran un escandalosa manipulación de los datos que arrojen las mesas electorales y cuyos resultados se conocen de antemano, pero todavía se desconoce a quien de ambos partidos golpistas tradicionales se le adjudicará la “victoria” predeterminada.

Esta línea de combate al fraude, ha sido reforzada por la renuncia de varios candidatos a elección popular que han pertenecido a la Resistencia Nacional y que perteneciendo a organizaciones partidarias han seguido las determinaciones correspondientes.

La Unión Democrática hasta este momento ha determinado participar en las elecciones aduciendo varios argumentos, entre los cuales podemos describir los siguientes: la pérdida de su personería jurídica al renunciar a la participación en las elecciones, tal como señala la norma jurídica hondureña, por otra parte este Partido tiene una alta incidencia en ciertas zonas electorales a nivel de diputaciones, regidurías y alcaldías.

Este partido se encuentra así ante una disyuntiva histórica, o participa en las elecciones legalizando así la ilegitimidad de la misma o al retirarse de estos mecanismos eleccionarios pierde su personalidad jurídica, pero logra el apoyo de toda la Resistencia Nacional y el reconocimiento de un pueblo que ha desaprobado con su abstencionismo este evento a nivel nacional.

Así que, en medio de estas contradicciones que la historia impone, las elecciones se han convertido en un amasijo de conceptos, decisiones, visiones de mundo y concepciones políticas. Todas ellas originadas por el golpe de estado del 28 de junio, propinado por las fuerzas retardatarias del país.

La pregunta en este momento es: ¿Quien resulta ganancioso con las elecciones atípicas e irregulares al cual nos lleva el aparato represivo del Estado el 29 de noviembre?

Es evidente la respuesta ya sea que se presente en las filas de la Resistencia o en las filas del golpismo: al gobierno norteamericano y sus adláteres nacionales tanto políticos, militares y empresariales.

Este conjunto abigarrado de contradicciones representan un suculento plato de chapsuey que nos obligan a comerlo contra viento y marea, a masticarlo, y deglutirlo como un imperativo indefectible.

Los electores ingenuos, apolíticos, indiferentes y ahistóricos son bombardeados por una propaganda política del poder mediático que es grosera, vacua, falsa, manipuladora y sobre todo, cínica y vergonzante. Ese voto es el que ahora la oligarquía hondureña y el gobierno norteamericano quiere captar a toda costa, independientemente de la justicia, la democracia y la equidad de de una sociedad esclavizada desde la época de la colonia española.

La decisión personal de no votar, como una consecuencia de la libertad personal y política, en estas elecciones, representa una determinación que sólo pertenece al individuo y nadie puede coartarle tal decisión, nadie puede llevarlo a las urnas a fuerza y a palos. Nadie nos puede sacar de la casa para avalar el fraude, la mentira y el cinismo de la clase política empresarial hondureña.

Que cada quien asuma su responsabilidad histórica en esta coyuntura social del siglo XXI, si es que ha asumido su compromiso político a favor de las causas que Francisco Morazán inició en la primera mitad del siglo XIX en Honduras, Centroamérica y el continente latinoamericano.

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Ha cambiado el color, la cara y
algunas políticas pero en
escencia sigue siendo el mismo

Por Pablo Monsanto

Los golpistas oligarcas hondureños y extranjeros, se han burlado una vez más de la comunidad internacional y han dado un duro golpe a las aspiraciones democráticas del pueblo hondureño.

La oligarquía hondureña y sus aliados estadounidenses están decididos a mantener el actual estado de cosas, sin importarles los sufrimientos, el martirio y el dolor que le producen al pueblo al atar la democracia, negarle su bienestar y desarrollo independiente como requisitos para una vida mejor.

El presidente Zelaya y las fuerzas políticas y democráticas han sido pacientes y flexibles. Algunos califican esa actitud de ingenua, otros se refieren a ella hasta con calificativos más duros; y, los golpistas han interpretado esa actitud como debilidad y han actuado contra los intereses populares y contra la necesidad de cambiar, sin estar plenamente conscientes de que “quien siembra vientos cosecha tempestades”.

En Guatemala, la experiencia ha sido que cuando se cierran los espacios de participación democrática, surgen de los diferentes sectores de los pueblos, los que están dispuestos a encabezar la lucha emancipadora para romper las ataduras del neocolonialismo y de los sistemas seudo- democráticos impuestos por los sectores más reaccionarios nacionales y extranjeros. Acabamos de salir de un conflicto armado que duró treinta y seis años con un altísimo costo social y económico.

Sí, en Honduras se imponen las elecciones en forma fraudulenta así como se está haciendo, o no se pueden producir de esa manera porque el pueblo lo impida, lo que viene después será un periodo de luchas que podrían desembocar en enfrentamientos violentos con resultados costosos en vidas humanas y retrocesos en lo político y social.

Por eso, se debe seguir exigiendo al régimen golpista el respeto a la libertad de manifestación, de reunión y de expresión de los hondureños, y el fin de la represión.

El restablecimiento del orden constitucional y, en particular, el regreso inmediato del presidente Zelaya al gobierno, es condición imprescindible para que las elecciones del próximo 29 de noviembre puedan ser reconocidas por la comunidad internacional.

Si no se dan esas condiciones, el presidente Zelaya tendrá que estar dispuesto, desde ahora, a construir a mediano plazo un movimiento nacional liberador que rescate los espacios democráticos perdidos y que profundice la democracia en Honduras.

Ojala, las fuerzas progresistas y de izquierda mantengan la lucha unidas, frente y contra los enemigos de la libertad del pueblo hondureño, y no se pierdan y desgasten inútilmente de manera inmadura con señalamientos, acusaciones y calificativos que a los únicos que benefician son a los enemigos de la democracia que sí se unen para desarticular el movimiento revolucionario, a fin de mantener y consolidar el sistema imperante.

La situación y la actitud actual de los golpistas ya era algo que se esperaba se mantuviera. El llamado “Acuerdo de San José ” no fue nada más que una maniobra para que los golpistas ganaran tiempo a fin de consolidar el golpe militar, salirle al paso a los avances democráticos, y para consumar de esa manera los actos violatorios de la democracia y la paz. Ese es también el propósito del llamado “ Acuerdo de Tegucigalpa-San José”, suscrito el reciente treinta de octubre.

Al pueblo hondureño le espera una larga lucha política y de enfrentamiento contra los que se oponen al cambio democrático. De enfrentamiento, porque cuando se cierran los espacios de participación democráticos con la fuerza bruta, como ha estado ocurriendo en Honduras, no queda otro camino que enfrentar la represión que desatan los que se resisten al cambio. Ningún pueblo puede aguantar vivir si está siendo apaleado constantemente; y ésta es una lección que la derecha y los oligarcas no han aprendido todavía, completamente.

Los voceros de los golpistas y las fuerzas de derecha que se empecinan en mantener el sistema intentan revertir el malestar popular mintiendo y buscando justificaciones para manipular la opinión pública a su favor. Han querido justificar el golpe de Estado militar al decir que el presidente Zelaya provocó la situación porque quería, de manera ilegal, cambiar la constitución; al decir después que el ejército dio el golpe por orden de la corte de justicia, y que el Congreso fue el que decidió, a partir de eso, la destitución del Presidente y la instalación en la presidencia del usurpador golpista Micheletti. Se les olvidó que presentaron una carta de renuncia del presidente Zelaya donde no sólo falsificaron el contenido sino también su firma, lo cual constituye un delito en cualquier parte del mundo.

Otros llegan a afirmar ya una interpretación de los hechos más preocupante: que lo malo fue que el ejército sacara al Presidente del país en vez de entregárselo a los tribunales de justicia, y que le han inventado ya una gran cantidad de juicios que nunca se habían planteado. Sin embargo, obvian decir que la decisión de sacarlo del país la tomaron en la base militar estadounidense de Palmerola, desde donde se coordinó el golpe con los sectores de ultraderecha de los Estados Unidos.

Tampoco dicen los voceros y políticos de la derecha golpista de Guatemala -a quienes les dan todos los espacios en los medios de prensa-, que el golpe de Estado en Honduras es parte de una estrategia que tiene como objetivo detener el avance de los procesos de democratización con contenido nacionalista, que se han venido dando en el continente americano desde hace diez años. Tampoco dicen que parte de esa estrategia es el acuerdo colombiano-estadounidense que hace uso militar del territorio de Colombia con el pretexto de combatir el narcotráfico, y que amenaza a todos los países que se oponen a las políticas de dominio de los Estados Unidos; cosa que no hace el Estado estadounidense en su territorio, porque, para ellos, los narcos están desde México hasta el cono sur de América. El mercado más grande del mundo para la droga es Estados Unidos y a ellos no les conviene quitarlo de tajo de su país porque se les puede convertir en un serio problema financiero para su economía.

Así pues, tratan por todos los medios de esconder la verdad y justificar sus acciones fraudulentas como lo han hecho en todo el mundo: inventan cualquier cosa para justificar la intervención llevando la guerra y la muerte para defender sus intereses y apropiarse de las riquezas. El imperio en esencia sigue siendo el mismo; ha cambiado por ahora, el color, la cara y algunas políticas de sus gobernantes.

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