sexta-feira, 4 de setembro de 2009

Los hechos hablan

Helen Umaña, escritora hondurenha. Foto: La Prensa (Honduras).

Por Helen Umaña

Keily es una niña de seis años procedente de la zona rural en cuyo cuerpo vivían miles de lombrices que, al no encontrar alimento, decidieron saciarse con el propio intestino que las albergaba. ¡Qué indescriptibles dolores abdominales debió de sufrir la pequeña! Esquelética y llena de excoriaciones yace en una sala del hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula. «Su aparato digestivo estaba tan invadido que al no encontrar espacio, ni alimento, comenzaron a romper las paredes del intestino», dijo un médico.

Otros escalofriantes datos: práctica de una intervención quirúrgica en la pared del estómago para que pudiese defecar; los ácidos que expulsa le han quemado gran parte del área abdominal y le urge una crema especial; necesidad de unas bolsas especiales para que se almacenen la heces; imposibilidad de la familia para poder comprar lo que su estado de salud demanda; peligro constante de reinfección por los huevos que sobreviven en las heces fecales, etc., etc. (Diario Tiempo, 28. 8. 2009). ¿Podrá salvarse Keily de los parásitos cuando retorne a su insalubre vivienda?

Un cuadro patético que los dueños de las grandes fortunas, habitantes de cómodas e higiénicas mansiones citadinas, difícilmente podrán relacionar con su propia condición de bonanza y despilfarro. Un espejo inobjetable y clarísimo de la situación antagónica que conforma la esencia de la realidad social hondureña: por un lado los escandalosamente ricos y, por el otro, los inmensamente pobres. Ejemplo viviente (casi muriendo) de las consecuencias que trajo consigo el modelo neoliberal que se le impuso al país con la globalización de la economía. El capitalismo salvaje, según la certera calificación del Papa Juan Pablo II.

La situación de Honduras en materia de salud es calamitosa. No amerita de otros ejemplos para demostrar sus grandes carencias. Para subsanar algunas de esas deficiencias, en la comunidad garífuna de Iriona, municipio de Ciriboya, en Colón, gracias a una iniciativa del Dr. Luther Castillo, médico garífuna graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina (Cuba), sus habitantes colaboraron en la construcción de un hospital que, para poder funcionar, como en la zona se carece de electricidad, depende de paneles solares. Desde su creación ha brindado 236 mil consultas gratuitas y 152 mil en brigadas que recorren zonas aledañas de difícil acceso. En la zona atlántica, es el único hospital en muchos kilómetros a la redonda.

La primera etapa se inauguró en diciembre de 2007 y el gobierno de Manuel Zelaya Rosales le otorgó, como asignación presupuestaria, los salarios de cuatro médicos, fondos que, en forma solidaria, se repartían entre todo el personal del hospital: «En nuestro hospital rige una filosofía de valores humanos, con un alto nivel científico, que excluye por completo la visión de la medicina como un negocio», dice uno de sus trabajadores.

La semana pasada, médicos hondureños denunciaron la intención del gobierno de facto de cerrar el hospital, suprimir los paneles solares y convertirlo en centro de salud. Desde el 1 de agosto se les cortaron los emolumentos dados por el gobierno de Mel Zelaya. Un completo atentado a la salud de los habitantes de la región, en su mayoría, pertenecientes a la etnia garífuna.

El hospital es un bonito edificio de dos plantas; sus salas están implementadas en forma decorosa y cuentan con los mínimos requerimientos para un funcionamiento que salvaguarde la salud de los pacientes. Además del trabajo voluntario de los habitantes de la región (son elocuentes las fotografías de mujeres y niños garífunas transportando o pegando bloques), contó con el apoyo de trabajadores y miembros del sindicato de electricistas de California. El vice gobernador demócrata de este último estado llegó al país con motivo de su inauguración. En esta oportunidad, rechazó la oferta del alcalde de San Pedro Sula quien deseaba trasladarlo en helicóptero a Ciriboya: «Quiero ver y sentir las mismas carreteras como el pueblo de la región», fue la ejemplar respuesta del funcionario estadounidense.

En anteriores comentarios aludimos a otros hechos desencadenados a raíz del golpe de estado. La agresión contra el hospital de Iriona demuestra que nada escapa a los tentáculos del régimen de facto: ahora, su blanco es una hermosa obra que empezó a funcionar gracias a la gestión popular. Una obra producto del trabajo voluntario y generoso, prueba contundente de que, cuando un pueblo toma las riendas de su propio destino, siempre encuentra la solución a sus problemas.

Ese es el gran ejemplo que nos da la comunidad garífuna de Iriona que demanda, en forma urgente, la solidaridad del pueblo hondureño para que el hospital que fue construido con los esfuerzos de todos sus miembros, no les sea arrebatado para encadenarlo a un sistema estatal que no garantiza la permanencia de los beneficios médicos con que actualmente cuenta, especialmente los que ofrecen los profesionales garífunas, compatriotas graduados en Cuba.

San Pedro Sula, 30 de agosto de 2009
(Encaminhado pela resistência)

*

El faraón sigue
desafiando a Dios…


Por Xiomara H. Zelaya (Pichu)*

He recordado la campaña electoral de mi padre José Manuel Zelaya Rosales contra nuestro opositor en aquel momento candidato de gobierno y presidente del Congreso Nacional de la República, Porfirio Lobo Sosa, del Partido Nacional de Honduras. Mi mente se remonta a esos años de campaña debido a que ahora, en ocasiones muy seguidas, he sentido que se revive ese tiempo de elecciones generales del 27 de noviembre del 2005.

Recuerdo que la campaña del señor Porfirio (Pepe) Lobo Sosa vivió afanada en infundir odio, temor, y se hacía valer por su propuesta de aplicar la Pena de Muerte y el puño firme contra la inseguridad que reinaba en el país durante el gobierno “MADURO-LOBO”. denominándose así ya que la Presidencia de la República la ejecutaba el señor Ricardo Maduro Joest. La era MADURO-LOBO puso en moda las maras y pandillas convirtiéndolas en el eje central de la campaña electoral que ofrecía ante todo “Seguridad”.

Retrocedo a los diferentes sucesos provocados (que aún no se esclarecen) sobre matanzas, masacres, muertes y la ola de criminalidad que se desató con el fin de persuadir la votación hacia la propuesta del señor Lobo Sosa.

La campaña electoral se basó también en mentira, engaño, y descrédito hacia nuestro candidato del mayoritario Partido Liberal, Manuel Zelaya, intensificándose en la recta final sus ataques hacia la familia utilizándonos de manera directa para debilitar a mi padre.

Sin duda fue una campaña maravillosa para nosotros como familia quienes nos vimos fortalecidos, provocando las críticas a la unidad familiar. A la vez, se convirtió esta elección en una gran experiencia para mi vida, mi padre me cedía los micrófonos en cada una de sus masivas concentraciones para hacer un llamado a la conciencia de nuestros jóvenes y utilizar mi voz en defensa de mi familia y mi candidato.

El día de hoy me veo envuelta de nuevo en una similar campaña de descrédito hacia mi padre y mi familia y además de ello, se infunde una campaña de odio, terror, temor y muerte que sólo me regresan a esa misma que fue promovida en aquel momento electoral.

La campaña Presidencial del líder nacionalista fracasó al contratar al señor Mark Kluggman como asesor de campaña, quien imprimió el disco que fue insertado en los cerebros de cada uno de los integrantes de las filas de ese partido que les obligó a repetir las mismas frases sin descanso.

Las actuales cadenas de radio y televisión recuerdan ese sentimiento de estar viendo las continuas conferencias de prensa presididas por David Matamoros Batson y Rodolfo Zelaya, exprimiendo de sus bocas falacias y el discurso elaborado que repetían intentando lavar el cerebro de quienes les escuchaban.

Recuerdo los diferentes debates que se realizaron en el programa 30/30 con Edgardo Melgar y el famoso debate en el programa de Eduardo Maldonado “Hable Como Habla”; cada uno de ellos mostraban la torpeza del candidato opositor que ante toda pregunta, cualquiera que fuese respondía sosteniendo la “Ley Antimaras”. El disco reproducido y colocado en “REPEAT” durante esa campaña no fue algo observado solamente por mi persona, gracias a Dios, actuaron con la suficiente torpeza para que en su mayoría, el pueblo votante se diese cuenta del vacío que existía en sus propuestas.

Triunfó en noviembre del 2005 la esperanza, el cambio, la transformación y la propuesta de hacernos protagonistas de nuestra historia con un cuarto poder llamado el Poder Ciudadano, ante el miedo, el odio, el retroceso, el temor, y la propuesta de crear la represión a través de una Pena de Muerte y un puño firme que amenazaba con asaltar Honduras.

Hoy libramos una nueva batalla, observo y analizo detenidamente que vuelven a utilizar las mismas estrategias retrógradas y torpes con las que ya una vez fueron vencidos.

Me detuve a mirar la entrevista que la cadena americana CNN le hacía a un candidato Presidencial de Honduras sobre la actual situación del país, su posición ante el golpe de Estado, el regreso al orden constitucional y la posibilidad de ver truncadas sus aspiraciones políticas si Zelaya no regresa como Presidente Constitucional. Las preguntas de la periodista Patricia Janiot fueron muy claras y llevaban consigo el deseo de conocer la actitud del líder del Partido Nacional Porfirio Lobo Sosa, quien se mantuvo evadiendo todas las preguntas como lo hacía en la campaña electoral en la que fue derrotado por mi padre. Insertó el señor Lobo Sosa en su cerebro un disco que como computador programado guardaba la misma respuesta y sólo esa le permitía decir. Por un momento sentí que saldría de su boca de nuevo la famosa “Ley Antimaras” para restablecer el orden, el famoso diálogo y la paz.

No quisiera pensar lo que se siente ser esclavo de la palabra y peor aun ser esclavo de una mentira. Lobo Sosa no ha sido el único hondureño que ha pasado por la prensa internacional y se ha quedado sin argumentos para defender lo indefendible. Lobo Sosa no ha sido el único que ante la comunidad internacional le ha tocado exhibir su moral y principios.

Gracias a los escenarios de la prensa internacional hoy se han destapado los afanados y los ambiciosos de poder y ha desfilado ante el mundo la ignorancia y mediocridad de quienes se llaman defensores de la democracia, del pueblo y de la patria. Disculpen mis palabras si en determinado momento son fuertes pero muestran mi sentimiento de pena por mi pueblo que esperamos ansiosos líderes que representen nuestros intereses.

Me sorprende que los labios de quien se tomó la atribución de modificar artículos pétreos de nuestra Constitución mientras presidía el Congreso el señor Porfirio Lobo Sosa, expresara que su partido no ha tenido ninguna intervención en esta usurpación de poder, cuando su bancada en el Congreso Nacional estuvo presente participando desde el jueves 25 de junio en la programada inhabilitación del presidente Zelaya y aun continuaron el domingo 28 en la ilegal juramentación del representante del régimen de facto Roberto Micheletti Bain, y para rematar, los distintos delegados y miembros funcionarios de este régimen de facto son militantes de su partido político y ex funcionarios de gobiernos nacionalistas.

Provocaré que me cause gracia escucharles hablar.

Los partidos políticos y sus deshonrados representantes no pueden ocultar más su doble cara, como el impostor candidato de mi Partido Liberal, principal opositor de este gobierno, un verdadero traidor de la patria que renunció al cargo que el pueblo le concediese como Vicepresidente de la República en la elección de noviembre del 2005 por aspiraciones personales, participa de una quimérica sucesión presidencial avalando el golpe de Estado militar, y se dice defensor de la Constitución insultando la sapiencia del pueblo. Su silencio ha gritado a nuestros oídos la vergonzosa conspiración.

Debo ponerles especial atención a los golpistas, como a todo aquel que pretenda justificar alguna turba armada, la represión al pueblo hondureño y amenace con un baño de sangre por promoverse el retorno de la Democracia.

Una posible masacre y la reconciliación sobre los muertos, son parte del discurso que a lo largo de estas semanas de agonía para nuestra democracia y la de nuestros pueblos de América, he escuchado hasta de hombres tan honorables como el cardenal Oscar Andrés Rodríguez. Cualquier oportunidad que alguno tiene de intervención, amenazan con que la más mínima acción podría provocar la pérdida de vidas humanas.

Siento como si tuviese que elegir de nuevo entre la esperanza y la pena de muerte, y me obligan a pensar que si mi esperanza es el retorno del orden constitucional las armas aplicarían la pena de muerte.

Debo decir, que mi Presidente, el que yo elegí y a quien deposité mi primer voto, el mismo que hoy es símbolo de la libertad de los pueblos de la América, defensor de la verdadera democracia, y Presidente Constitucional de la República de Honduras deberá regresar bajo ninguna amenaza de muerte para él y el pueblo que le espera y que le sigue.

Y si desean volver a ensayar la batalla que se libró en noviembre del 2005, volveremos a ver derrotada la campaña de odio, de terror, de retroceso y la propuesta de represión a través de la pena de muerte y el puño ensangrentado que amenaza con asaltar nuestros humildes hondureños, ante la triunfante esperanza, el deseo de cambio, transformación y la propuesta legal de crear un cuarto poder llamado “El Poder Ciudadano”.

Y como utilizase en su campaña el Excelentísimo Presidente Constitucional de la República les recuerdo que la marcha de la esperanza avanza incontenible, no se detiene hasta alcanzar la victoria, unidos VENCEREMOS.

Apoyando la Resistencia Nacional Contra el Golpe de Estado

* Xiomara H. Zelaya (Pichu),
filha do presidente deposto de Honduras, Manuel Zelaya,
e de Dona Xiomara Castro Zelaya.


Fonte: Diário Tiempo (Honduras).

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