quinta-feira, 17 de setembro de 2009

La resistencia

Foto: Luis Méndez.

Por Rebeca Becerra
16 de septiembre 2009

La resistencia forma parte inevitable de las relaciones de poder que a través de la historia hemos heredado; marcaron nuestro pasado, están marcando nuestro presente y afectarán de manera predictiva el futuro de los seres humanos. Estas se pueden dar a nivel político, económico, cultural, militar y moral, inclusive psicológico, pero también pueden ser de identidad en cualquiera de sus niveles. Esta oposición poder/resistencia es inherente a la praxis humana en todos los ámbitos como el familiar, el trabajo, y lo que nos interesa el Estado; podríamos decir que fuera de los intereses impuestos y de los ámbitos en que se dé, la resistencia ha sido parte de nuestra naturaleza humana, pues nacemos resistiendo.

Hoy se dice que Honduras está en resistencia, la verdad es que los países de Latinoamérica han estado en resistencia desde las primeras concesiones cedidas al imperio norteamericano, pero si queremos hurgar en nuestra historia podríamos decir que resistimos desde la conquista y la colonización.

En nuestro país las concesiones comienzan a darse durante la Reforma Liberal en el año de 1876, pensando que atrayendo inversionistas norteamericanos se traía consigo la civilización a un pueblo que venía sufriendo las crueldades dadas durante la conquista y la colonia española, y los intentos sangrientos de lograr una independencia y unión con los países del istmo centroamericano, y luego las luchas civiles por el poder.

Para consolidar el monopolio estadounidense y el surgimiento de la clase burguesa y terrateniente se organizan los partidos políticos tradicionales el Liberal y el Nacional en el año de 1891 y 1913 respectivamente. Estos han gobernado alternamente el país por 118 años; partidos que han minado durante todo este período, utilizando alianzas entre ellos mismos y artimañas como la traición, los golpes de Estado, autogolpes, cualquier intento de levantamientos populares y/o de grupos guerrilleros en el país, cuando ven o huelen que por cualquier escollo peligran sus intereses económicos.

¿Cuánto tiempo llevamos resistiendo entonces comparado con lo que hoy estamos viviendo?

Baste con mencionar como ejemplo de resistencia la encabezada contra los españoles por el cacique lenca Lempira, la gesta heroica de Francisco Morazán por unir a los países de istmo centroamericano, la huelga de los mineros de San Juancito en 1909, huelga de los obreros bananeros de 1916, 1920 y la gran huelga de 1954. El levantamiento Armado de Miguel Yánez y el cura Idelfonso Orellana. Los 20 años de dictadura de Tiburcio Carías Andino ¿acaso no es una gran acto de resistencia 20 años de dictadura?, el levantamiento de 1963 contra el auto golpe de Estado de Ramón Villeda Morales que mina la resistencia armada con el hecho sangriento de la matanza de los guerrilleros de El Jute y desarticulando el movimiento guerrillero Francisco Morazán, la matanza de los campesinos de La Talanquera en 1972 por la recuperación de tierras, la matanza de Santa Clara y “Los Horcones” por la liberación de 25 campesinos presos y el derecho a obtener un pedazo de tierra. Posteriormente resistimos la llamada “década perdida” en los años 80’ con la guerra de baja intensidad, la instalación de bases militares estadounidenses, represión, desaparecimiento, tortura y asesinatos, el intento guerrillero fallido del Dr. José María Reyes Mata. La represión de los 80’ fue extendida hasta la década de los años 90 de una manera clandestina.

Este escueto recorrido nos dice que no hemos dejado de sufrir y que sobrevivir y seguir viviendo de cualquier forma es parte de resistir. Los hechos históricos nos demuestran que hemos estado sometidos y que la resistencia la ha provoca el poder político cuando pierde legitimidad, cuando se dan golpes y auto golpes de Estado porque peligran los intereses de la clase oligárquica o cuando no se incumple con los pactos sociales establecidos.

Lo repetitivo a lo largo de nuestra historia ha provocado una forma de dominio y hemos aprehendido la resistencia inconscientemente hasta el punto de vivir el día a día sin saber que estamos en resistencia y nos han impuesto una conducta a seguir, aunque algunos sabemos que no es la correcta; la resistencia se personalizó por lo tanto se personalizaron las conquistas sociales reducidas a gremios, sindicatos y otros grupos. No hemos aprendido a analizar los hechos cotidianos, los discursos políticos que emanan del poder y hemos dejado de condenar las acciones cotidianas que con el correr del tiempo, al juntarlas desbocan en aquellas, que sí consideramos importantes, como el Golpe de Estado que estamos viviendo.

Ahora la resistencia actual se ha despersonalizado, para tomar forma en el pueblo hondureño. Es indudable que el levantamiento popular con el “no hacer”, es decir el no decidirse por una lucha armada es un hecho poco común y diría yo, casi único a nivel de Latinoamérica, que amerita análisis desde varios puntos de vista (histórico, antropológico, sociológico, etc). Si bien Mahatma Gandhi luchó de manera pacífica y simbólica y logró desestabilizar y sacar de la India a los ingleses, al final no logró unir al pueblo separado por la religión. Los judíos durante la segunda guerra mundial optaron por el no actuar, y si bien hubo rebeliones aisladas la mayoría se entregó a morir en los campos de concentración, el resultado, el genocidio más grande que ha sufrido la humanidad.

¿Ahora, la resistencia pacífica es el inicio de una verdadera revolución o solamente se trata de impulsar pequeños cambios que no afectarán las estructuras políticas-económicas que en Honduras no han evolucionado como deberían por el bipartidismo que nos ha dominado? ¿Hay una consciencia de cambio profundo en la población hondureña o es una consciencia que todavía permanece en la superficie, la cual también amerita de análisis? Quiero ejemplificar lo de la consciencia profunda y superficial con un hecho que para muchos parecerá trivial: durante las marchas más grandes que ha tenido el país, los manifestantes de Tegucigalpa abarrotan los negocios de comidas rápidas símbolos del imperialismo, después de gritar consignas, llevar la bandera con la imagen del Che Guevara, cantar canciones, etc. A mi parecer solamente un proceso de ideologización profunda podrá transformar la estructura profunda de la consciencia del pueblo hondureño y esto presupone un trabajo de años, por el momento la lucha permanece en una estructura superficial emotiva y no ideológica.

Si bien el ejercicio del poder está sujeto a cambios, es decir que no se mantiene indefinidamente, los sometidos un día podrán tener en sus manos el control para poder cambiar su rumbo. Las relaciones de poder son peleas constantes entre los que someten y los sometidos, en estas luchas surgen diferentes respuestas de ambas partes, que pueden convertirse en una violencia directa, revueltas populares y hasta guerras; sin embargo las respuestas de ambas partes siempre están en un constante crear para dar respuestas a las agresiones de los otros. La respuesta del pueblo hondureño ha sido inesperada, ha sido creativa, ha sido pacífica, ha sido espontánea, ha sido y esto es lo extraño como si viviéramos una fiesta cada día, a pesar de las vidas afectadas. Entonces los dominadores se han quedado rezagados en cuanto al ser creativos en la lucha, en un momento optaron por la represión y la violencia, sin embargo no tuvo la respuesta negativa que ellos esperaban obtener, al contrario la respuesta fue positiva y por eso se encuentran desorientados. O su estrategia, porque sí la tienen, obedece a la llamada guerra irregular (IW) ¿podrá el pueblo hondureño luchar contra la IW, guerra de larga duración que cuenta con un poder aéreo, espacial y ciberespacial? Es decir que nos enfrentamos a una guerra de alta tecnología.

“La resistencia pasiva parece un contrasentido, pues resistencia significa una acción, y pasiva una no-acción, pero en esta perspectiva lo pasivo pierde toda su connotación negativa, y desde esa negatividad, la no-acción entre toda su positividad, el no-hacer se convierte en un hacer.”(Gracia Canal: 2005)

Ahora entender que hemos optado por una lucha pacífica significa que no hemos optado por una lucha armada la cual no es descartable, pues no sabemos cuáles son los senderos por donde se bifurcará el camino.

*

La Iniciativa Mérida,
estados fallidos y
falsas independencias

El día 15 de septiembre los países centroamericanos y México celebraron sus 188 años de independencia de España. El ambiente enrarecido que se vive en nuestro país nos obliga a reflexionar sobre el rumbo político y económico que determinará el futuro de la región.

La inducción exógena a estados fallidos que hemos vivido en los últimos años, forma parte de una estrategia de dominación practicada por los Estados Unidos, en donde el narcotráfico se ha convertido en la disculpa para promover la intervención.

Los deslucidos desfiles militares acompañados por un pueblo con hambre y sed de justicia, no logró servir de catarsis para el pueblo que cada día ven a sus gobernantes convertirse aún más en vasallos de los intereses transnacionales. En el caso de Honduras es aún más vergonzoso, pues el ejercito cipayo y los títeres de Washington cada día pisotean más los derechos humanos del pueblo hondureño.

El narcotráfico es la excusa de los Estados Unidos para las conjuras y la represión que se aplica a lo largo del istmo, en persecución de un negocio made in usa, que le ha servido para el control social interno en ese país a través de la drogadicción al mismo tiempo que justifica la militarización al sur de la frontera.

La Iniciativa Mérida, réplica del Plan Colombia, es una maniobra más para crear las situaciones propensas a una intervención directa acompañando a nuestros ejércitos nacionales, a los cuales les queda imposible disfrazar su rol de ejércitos de ocupación.

La fabricación mediática de falacias que vienen efectuando los medios de comunicación locales afines a la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), distorsionan la realidad y se dan el lujo de engañar a pueblos que sufren de un severo analfabetismo político, como consecuencias de las guerras fratricidas de los años 80 y del menguado acceso a los beneficios de la educación formal.

La guerra en contra de las drogas, de donde deriva tanto el plan Colombia y la Iniciativa Mérida no son más que parte de un drama singular en donde los Estados Unidos pone el mercado, los precursores químicos, las armas y el blanqueo de las ganancias de las drogas; al mismo tiempo que estampa un sello de represión en toda la región, acompañado en los últimos años de una proliferación de bases para supuestamente desde ahí controlar el flujo de estupefacientes.

Es interesante además como surgen bandas de militares organizados, entre ellas los zetas y kaibiles, que posteriormente de participar en las fuerzas represivas pasan a conformar las huestes de sicarios de los carteles de las drogas. Al igual que las bandas juveniles conocidas como maras, originadas en las cárceles de los Estados Unidos donde son recluidos los jóvenes centroamericanos. La Iniciativa Mérida incluye a las maras como uno de sus objetivos militares, sin tener en cuenta el origen socioeconómico de la problemática y el papel jugado por las políticas económicas neoliberales y el desplazamiento poblacional causado por las guerras locales de los años 80.

El golpe de Estado en Honduras, intervención directa de los Estados Unidos, que sus afines trataron de maquillar como sucesión constitucional, siendo este un ejemplo más de la inducción a crear estados fallidos promovidas tanto por la administración Bush como la Obama. En la actualidad en Honduras existe un gobierno de facto que según sus medios de comunicación nada inusual está sucediendo en el país, mientras la realidad demuestra una ingorbernabilidad que a pesar de la represión es altamente palpable y debilitante.

La construcción de una base militar en la Moskitia Hondureña (Caratasca) se suma a las siete bases que Estados Unidos logró obtener de la administración de Álvaro Uribe, con el supuesto objetivo de afianzar el Plan Colombia, pero que muchos interpretan como una ofensiva para desestabilizar al gobierno de la república Bolivariana de Venezuela.

El choque de bloques comerciales y políticos ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) y el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de las Américas) ha intensificado en forma abrumadora la intervención por parte de los Estados Unidos que quedó demostrada con el golpe militar del 28 de junio. Es indudable el rol jugado por los servicios de inteligencia de ese país, los que no vislumbraron la heroica resistencia que ha demostrado el pueblo hondureño y su rechazo a la intervención yankee.

Las empresas telefónicas extranjeras, fruteras internacionales, consorcios petroleros y la oligarquía local, participaron en financiar la defenestración de Manuel Zelaya, que al pretender efectuar una encuesta no vinculante recibió los ataques virulentos por parte de los medios de comunicación locales que comenzaron una guerra mediática en su contra, acompañada por interpretaciones venenosas sobre la encuesta.

Es importante reflexionar sobre el papel jugado por el diario Wall Sreet Journal (WSJ), propiedad del ultraconservador Rupert Murdoch. Desde el primer día del golpe el WSJ ha venido apoyando a los transgresores de la ley, al mismo tiempo que inició una campaña de satanización de la izquierda hondureña con vista a calificarla de estar asociada a grupos terroristas. Murdoch y sus medios son equiparables al trabajo de conversión de Honduras en estado fallido que ha venido realizando el Sr. Jorge Canahuati, propietario de los periódicos El Heraldo y La Prensa, destacados como especialista en distorsión de la información y azuzamiento.

México y Honduras en la actualidad ostentan el calificativo de estados fallidos, como producto de las intervenciones directas de los Estados Unidos que ha comprobado la utilidad de derruir la instituciones locales para justificar intervenciones. El efecto dominó se hará sentir en los próximos meses y Guatemala se encuentra en la lisa de espera. Para el imperio la apropiación de los recursos naturales es un objetivo inminente, en especial los recursos energéticos que son esenciales para poder proseguir en el derroche de combustibles fósiles que caracteriza al país más depredador del planeta.

A los 188 años de lo que fue la supuesta independencia de España, manipulada por los criollos y el clero, es objeto de "festividades" que siempre han servido para sacar a relucir las oxidas y obsoletas armas, la sensación que prevalece entre nuestros pueblos - a excepción de las exiguas elites dominantes- es de estar ocupados militarmente por ejércitos cipayos al servicio del mejor postor. La independencia económica nunca existió y la política ha sido una larga lista de traiciones incubadas en Washington y de guerras fratricidas donde siempre los victoriosos son los intereses de los Estados Unidos.

Nuestros pueblos reaccionan en este momento a la fatalidad impuesta por el imperio. El golpe militar en Honduras ha sido una enorme escuela política para los hondureños, que ya no retrocederemos en la conquista de una patria para todos a través de una Asamblea Constituyente que redactará una constitución que reflejará los intereses del pueblo y no sólo la elite adepta al Tio Sam, sus cañoneras, bananeras y sus geoestrategias militares.

La Ceiba, 16 de Septiembre del 2009.

Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH

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Teléfono (504) 4420618, (504) 4500058
Av 14 julio, calle 19, Contiguo Vivero Flor Tropical, Barrio Alvarado, La Ceiba, Honduras
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