sábado, 10 de outubro de 2009

R E F L E X Õ E S

Iris Mencia
Victor Manuel Ramos
Helen Umaña



*

NO basta Rezar y sin embargo:
Donde está el humanismo?

Por Iris Mencia

Temprano de este sábado se deja escuchar la música y la letra de cantaautores del sur de nuestra América. Nacimiento, así se llama el grupo entre otros que animó en los años ochenta a millares de personas resistentes en tiempos de dictaduras; cuyas pesadillas, pensamos equivocadamente, no se repetirían.

Además, ni se nos ocurria pensar que algo parecido a los ochenta o similar a lo vivido por Chile con Allende, o Alemania con Hitler , se daría en estas Honduras nuestras. Si, claro... Las indias, los indios, mestizos, mestizas, negros y negras, ladinas, veniamos ya bajando la cuesta, doblando la esquina con una sonrisa y cantando consignas.

Desde antes de la huelga de los fiscales, desde antes de la lucha por defender el articulo 107 constitucional, desde antes cuando la AES peleaba pa entrar capitales en Cortés, o desde la lucha por defender la Mosquitia, desde que COFADEH es y existe. Desde que COPINH con su gente peregrina se toma calles y carreteras. Desde las luchas de las Chonas, o de las mujeres organizadas aquí y tierra adentro.

Claro está... No basta rezar,,, Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz... Y es que al parecer la paz se consigue con la guerra y no en las mesas de los hoteles, especialmente: cuando Usted, no es nada, no es chicha ni limonada, se la pasa manoseando, caramba samba, su dignidad.

Tornó a la música de esta letra, escrita y vivida que no pierde vigencia sino adquiere más fuerza. De este grupo surge Liliana Felipe; y Liliana Felipe es la hermosa voz de hoy, de "Nos tienen miedo porque no tenemos miedo"
Seguidamente se escucha "Que dira el santo padre, que vive en Roma, que le están degollando a su paloma" " Uch, que repugnante diría Cardenal Rodríguez y que repugnante descimos desde aquí, es el cardenal Rodríguez... Que dirá el santo padre.... Eso ya lo sabemos; y nacimiento, y café Gunacasco aquí en Honduras también de otra manera, muy nuestra,,, lo cantan.

Muy bien y muy en voz alta y con toda esa fuerza que anima también a continuar resistiendo. A resistir. Por que también nacimiento dice... Aguanto el golpe pero no cedo. Esto para la resistencia es fundamental y más aún para quienes se sientan en la misma mesa con los golpistas. También para las mujeres, nosotras, que sin tanta bulla ya se demanda el cambio de un par de pelotudos por unas dos mujeres de la resistencia.
Simple como un anillo... !Diría Neruda! y una repite... Y porque NO?

Entre poesía y música se acopla la vida !Que culpa tiene el tomate de estar prendido en la mata! Si viene un gringo H de p, lo pone en una lata y lo manda para Caracas. Pero ahora, la historia escrita, dice que no , no, no basta rezar,,, porque de repente aparecieron los Guaraguao y un gobierno popular en Venezuela les dice...Go home,,, aquí no.

Hay magia en el canto y en la magia en el mejor sentido de la palabra hay empuje,

Sigo escuchando la voz de Liliana Felipe: Dicen que dicen que nadie camina por mi país, dicen tantas cosas que no saben que decir.

Las experiencias vueltas a ser con más fuerza.

Lo fregado de esta historia y de estas notas de nacimiento que circundan este espacio y las oraciones que se elevan, aunque no baste rezar, por el bienestar de las y los compañeros caídos, caídas, golpeadas, por Sandra con su brazo fregado, por Salvador en su silla de ruedas, por la abuela de Pedro Magdiel, por las familias de los profesores fallecidos y por la de Sheram, por el cipotillo de doce años que está sin pancres y quizá sobreviva, por Jairo aún, por Wendy y por la familia de Olga Osiris, por Jhonathan, por Nohemy con sus mareos y Sara, por los compatriotas de los barrios que con sus silbatos animas las bullarangas y luego resisten los toletazos y las detenciones, por cada uno y una, por el poeta con dengue, por la compañera fuera del país, por el periodista alegre y resistente contra la censura, Por los miles y miles de hombres y mujeres encarcelados en esta Honduras y por Agustina encerrada en una cárcel mas chiquita, más maloliente, más símbología del fascismo, por Alba y Amanda, Andrés y su ayuno... Por Mel y Xiomara... Por esa fascinante resistencia... Por aquellas que aguardan la llegada a casa, por los padres y la madre de Isis Obed, por Marvin y Carlos, Por la vendedora de carne correteada y golpeada, eso es lo fregado y eso que faltan y faltan tantos nombres, tantas caras, tantas risas... Y las manos de Leo... por ejemplo. Y la conversa directa con gente que ya no está aquí... Eso es lo fregado.

Y una sigue escuchando la música y se pregunta,.,,, Si claro, Guancasco, Nacimiento, Karla Lara, el Teatro, la poesía, los nobeles mentirosos de Arias y Obama !Felicidades! La diplomacia el arte de la hipocrecia... Y con todo y todo y el millón de palabras escritas como balas, una se pregunta...

¿En que lugar de la historia se pierde el humanismo?

Y ¿Cuántas batallas más habrá hasta recuperarlo?

Y entonces ´como por magia, se esparce el hedor del dinero... y se deja escuchar de nuevo...

Usted no es nada, no es chica ni limonada, se la pasa manoseando caramba samba su dignidad.

¿Y quién, sino posibilita que la dignidad se manosee?

El que peca por la paga y el que paga por pecar.... Que cierto el canto y la poesía, que ciertas las voces de la historia vivida y escrita.

*

Descreación
Homero ARIDJIS

(paráfrasis de V. M. Ramos)

HECHO EL MUNDO

Llegó el militar
Con un hacha
Con un arco
Con un fusil
Con un arpón
Con una bomba
Y armado de pies y manos
De malas intenciones y de dientes
Mató al conejo
Mató al águila
Mató al tigre
Mató a la ballena
Mató al hombre

*
La semilla indestructible

Por Helen Umaña

«La década perdida» es una expresión con la cual, entre otros matices, se indica que, en los años ochenta, los movimientos insurgentes en Centroamérica fracasaron en tanto no hubo una inmediata toma del poder. Esto último es cierto. Sin embargo, la semilla que se sembró a costa de millares de muertos, torturados, exiliados y desaparecidos siguió gestándose. En El Salvador, el movimiento que en esa época fue criminalizado ahora hace gobierno. En Guatemala, el sector indígena —que en gran medida se incorporó o apoyó a la guerrilla— cada vez toma mayor impulso y, actualmente, integra uno de los movimientos étnico-culturales reivindicativos más vigorosos en Latinoamérica. Las transformaciones, aunque lentas, caminan. No hay, pues, tal «década perdida». Cada lágrima y cada gota de sangre derramadas no cayeron en terreno estéril y baldío. Son y seguirán siendo partículas de energía en la gran espiral del bregar humano hacia estratos más justos y equitativos.

Ello tiene explicaciones lógicas. Con sólo mirar en torno (vr. gr., los fenómenos naturales) advertimos que cada hecho tiene una causa y, a la vez, genera consecuencias. Esa es la gran cadena de la vida. Lo que ocurre en el mundo de la naturaleza, también se da a nivel del individuo y de la sociedad. A una acción sigue una reacción. Esa es la gran cadena de la Historia. En una especie de sabiduría que rige el universo, nada se pierde en el vacío. Llega a un punto de crisis; estalla y renace con nuevos bríos.

El 28 de junio, coludidos todos los sectores de poder (ejército, burguesía empresarial, sistemas judicial y legislativo, dirigencias del bipartidismo, capos de los medios masivos de desinformación, jerarquía eclesiástica ligada al Opus Dei, pastores evangélicos…) ejecutaron una serie de acciones delictivas (elaboración de una carta falsa, asalto a mano armada y expulsión del país del titular del poder ejecutivo, aderezamiento de amañadas y posteriores órdenes de captura…) en contra de Manuel Zelaya Rosales, legítimo Presidente Constitucional de Honduras. Un auténtico golpe de Estado no obstante el maquillaje lingüístico con el cual pretendieron ocultar la ruptura ilegal del orden institucional. La fractura artera y antidemocrática al Estado de derecho. Agréguese, a ello, la mentira manipuladora que difundieron nacional e internacionalmente aduciendo falazmente que la cuarta urna giraba en torno a la reelección de Mel Zelaya. Mentira sobre mentira.

Leyendo mal los signos sociales, los golpistas creían que, pasadas una o dos semanas, todo volvería a la normalidad. Todavía resuenan en mis oídos las voces de los locutores radiales y televisivos llamando a la ciudadanía para que se presentase a sus trabajos, escuelas, universidades, etc., ya que aquí había orden y la ley no se había quebrantado. Una monstruosidad jurídica que hasta los neófitos advertimos.

Además, había un ingrediente que su odio y ceguera, no les permitió ver y sopesar. En la mayoría desposeída, Mel había sabido sembrar esperanzas en un necesario y posible cambio de vida. En un pueblo con uno de los índices de pobreza más aterradores del mundo, ese frágil resquicio hacia un futuro mejor había prendido con inusitada fuerza. En las capas marginadas de la población, que ya no creían en políticos tradicionales, la cuarta urna podría dar paso a una nueva Carta Magna en la que ellos —los sectores históricamente oprimidos y preteridos— podrían tener una participación activa. Ese es el gran legado de Mel Zelaya y que la historia futura tendrá que reconocerle: sembró la ilusión. Permitió visualizar un horizonte sin los lastres de la miseria y la desigualdad. Hizo ver y sentir que el pueblo tiene las llaves de su propio destino. Alimentó la esperanza en aquellos a quienes el bipartidismo sistemáticamente ha venido engañado desde hace más de cien. Insufló, pues, un sentido de dignidad y autoestima colectiva. Y cuando un pueblo o un individuo alcanzan ese estado de consciencia, todo ha cambiado para ellos. Es un estado de iluminación interior frente al cual nada pueden las fuerzas negativas y antagónicas. Nada hace renegar de esa perspectiva renovada de enfrentar la vida.

La semilla que Mel sembró cayó en terreno fértil, pronto para la cosecha. De ahí que, sea cual sea el resultado de las componendas del supuesto «diálogo» que busca superar la crisis actual, ella está más viva que nunca. Es, justamente, la esencia de la Resistencia, ese movimiento de masas que ha dejado boquiabierto al mundo. No son cuatro, ni cien. Son millares y millares de hondureñas y hondureños los que, sobre todo en dos ocasiones (las multitudinarias marchas hacia Tegucigalpa y San Pedro Sula desde los cuatro puntos cardinales del país y las extraordinarias «celebraciones» del 15 de septiembre) y desafiando la más brutal de las represiones, demostraron su formidable fuerza.

La supresión de las garantías constitucionales —el cavernario estado de sitio— no ha «rebajado» la determinación de la Resistencia. Al contrario. Por elemental respuesta, las agresiones incrementan la rebeldía. Tampoco la imposición de unas elecciones manipuladas y fraudulentas altera el objetivo básico alimentado en cada acto de protesta: impulsar los mecanismos hacia lo único que podrá sentar las bases de un auténtico equilibrio social: la redacción, mediante un amplio consenso que no margine a ningún sector, del gran libro que reglamente, al centavo (para bloquear las falsas salidas de los leguleyos), cada aspecto de la vida política, jurídica y social del país: la nueva Constitución de la República. Esa es la irrenunciable meta.

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