domingo, 25 de outubro de 2009

En Honduras, a falta de diálogo
pueden surgir nuevas
formas de resistencia popular


Por Hernán Mena Cifuentes
ABN

Si “el respeto al derecho ajeno es la paz”, cuando este principio sagrado es violado asestando un golpe de Estado como ha ocurrido en Honduras, donde se reprime, asesina, tortura y encarcela al pueblo burlándose del mundo que exige su cumplimiento, la dignidad no puede seguir poniendo la otra mejilla y recibir más golpes de los “gorilas” sino buscar nuevas formas de lucha que pongan fin a esa ofensa.

Y es que el pueblo hondureño, luego de marchar pacíficamente durante 117 días, soportando hambre y sed, calor y frío, lluvia y sol ardiente, de recibir golpes y balas de policías y militares que han asesinado a una veintena y herido y encarcelado a centenares de sus hijos; podría estar pensando en recurrir a la lucha armada, como lo han advertido quienes saben de su tradicional paciencia, pero también de su innato espíritu de rebelión frente a la opresión.

Porque en su inmensa mayoría los hondureños son descendientes de los pueblos originarios de la gran patria latinoamericana y caribeña, esa raza indomable de guerreros que al frente de sus caciques enfrentó y resistió al conquistador español que los oprimió como hoy los oprime una caterva de militares y oligarcas que los explotan y saquean los recursos naturales del país, una decena de familias millonarias, sus cómplice en el golpe de Estado.

Porque desconfían de una Organización de Estados Americanos (OEA) que dejó a un lado la firmeza con que condenó el crimen y decidió “suspender de manera inmediata el derecho de participación en la institución a Honduras como consecuencia del golpe de Estado que expulsó de poder al presidente Manuel José Zelaya”, y promover iniciativas para restaurarlo, señalando que ninguna gestión implicará el reconocimiento del régimen surgido de este golpe de Estado.

Porque han visto cómo trata de igual a igual a unos delincuentes, además de permitir que Estados Unidos (EEUU) interviniera para introducir como mediador al “Caballo de Troya” que es Óscar Arias, Premio Nobel de Paz de tan dudosa validez como el de Obama, reconocido por su complacencia a los dictados del imperio, a fin de promover un acuerdo extra institucional que pretende e insiste en marginar a ese foro de su gestión de árbitro natural.

Porque están conscientes de que las conversaciones entre la OEA y el régimen de facto dejaron de ser tales para convertirse en negociaciones, un diálogo de sordos en el que el agresor no escucha el llamado a la inmediata restitución del mandatario constitucional y los delegados de Zelaya se niegan a oír las estridentes voces de los asaltantes del poder que lo único que buscan es ganar tiempo para llegar hasta el 27 de noviembre.

En esa fecha los gorilas pretenden celebrar unas espurias elecciones para otorgar legitimidad a un golpe de Estado rechazado por el pueblo hondureño y por instituciones, como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), el Movimiento de Países No Alineados (Noal) y la Unión Europea (UE); además de organizaciones defensoras de los derechos humanos que han respondido a su llamado de solidaridad y a la legítima aspiración de reconquistar su libertad a través de la inmediata restitución del depuesto mandatario y el restablecimiento del orden constitucional del país centroamericano.

Y mientras se agota el tiempo y se aleja la posibilidad de unos comicios libres y la aspiración a designar una Constituyente orientada a cambiar las obsoletas estructuras de una Constitución de Piedra, hecha a la medida de la rancia oligarquía hondureña que le niega al pueblo su legítimo derecho a salir del hambre, la miseria, la ignorancia, la enfermedad y la pobreza en que vive sumido desde hace siglos, sobre Honduras se cierne el fantasma de un baño de sangre.

Y en caso de llegar a producirse esa tragedia no será por culpa del pueblo sino de los “gorilas que un día se salieron de la jaula a derrocar, en complicidad con esa corrupta y ambiciosa oligarquía al jefe del Estado, a quien sacaron de la cama en piyamas a punta de fusiles y bayonetas la madrugada del 28 de junio pasado y enviaron a Costa Rica en un avión que hizo escala en la base aérea yanqui de Palmerola.

Con lo que no contaron los golpistas es que Zelaya volvería a su patria protagonizando una memorable odisea que lo llevó a atravesar ríos y montañas, sorteando toda clase de peligros y la vigilancia de las autoridades de facto y burlando retenes militares y postas policiales logró a llegar a Tegucigalpa, mientras Micheletti, sin detenerse a la espera de una confirmación de la noticia, soberbio y prepotente, haciendo gala de escasa prudencia e inteligencia afirmaba lo siguiente:

“Ustedes son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que esta es una campaña mediática, el terrorismo mediático es lo que estos señores están provocando. No es cierto. Él está tranquilo en una suite de un hotel en Managua”, ignorando o pretendiendo ignorar que Zelaya se encontraba en ese mismo momento en la embajada de Brasil, sano y salvo, dispuesto a proseguir la lucha por su restauración en el poder.

La noticia no fue ningún acto de terrorismo mediático como el que ha desatado Goriletti contra los medios hondureños negados a plegarse al golpe, varios de ellos silenciados y sus equipos desmantelados, a fin de impedir que se conociera la verdad sobre la situación del país, cerco que, no obstante, fue burlado, porque lo siguieron haciendo a través de Internet, en contraposición a la manipulación que de la misma hacen los medios al servicio de los golpistas.

Acto de terrorismo es la tortura que practican los militares y policías que asedian día y noche la embajada de Brasil, contra quienes como Zelaya y la Primera Dama hondureña se encuentran en el interior de la sede diplomática, irrespetando la soberanía del país sudamericano y violando el derecho internacional, la dignidad del embajador, del resto de los funcionarios y de algunos periodistas que los acompañan; además de atentar contra su salud emocional y física.

Durante la noche los uniformados aplican sofisticados y crueles métodos de tortura sicológica, dirigiendo la luz de potentes reflectores hacia las habitaciones donde sus ocupantes tratan de dormir, quienes deslumbrados por la intensa iluminación no pueden conciliar el sueño, mientras los torturadores hacen funcionar simultáneamente al máximo volumen equipos que emiten estridentes sonidos de animales que los llevan al borde de la histeria.

El suplicio prosigue bajo la luz del día, incluyendo la difusión de marchas militares y de música popular y clásica, y en su sadismo y perversidad ha llegado al extremo de transmitir la conocida tonada mexicana, Las Golondrinas, una de cuyas estrofas dice:“Dejé también mi patria idolatrada/ esa mansión que me vio nacer/ mi vida es hoy errante y angustiada/ y ya no puedo a mi mansión volver,” en clara alusión al alejamiento de Zelaya, su definitiva renuncia a la presidencia y su muerte en el exilio.

Correspondió al destacado diplomático y humanista venezolano Roy Chaderton Matos expresar este miércoles, durante la sesión del Consejo Permanente de la OEA que analizaba el informe que sobre la situación de Honduras presentó el secretario general, José Miguel Insulza, su indignación y la del gobierno bolivariano que representa ante esa despreciable manifestación de crueldad y odio, y condenar la pasiva actitud de la organización ante las manipulaciones de la dictadura hondureña.

“¿Hasta cuándo un mequetrefe como el personaje (Roberto Micheletti se burla de la comunidad hemisférica internacional, juega con nosotros, mata, tortura, persigue, encarcela y, ahora algo novedoso, se da el lujo de torturar a una embajada con métodos curiosos, no necesariamente sofisticados, algunos de ellos importados para seguir burlando a un país que se resiste a esa dictadura'”, se preguntó.

Y, como lo advirtió el sábado durante la cumbre del Alba en Cochabamba, Bolivia, el comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua y líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el cual venció a la dictadura dinástica de los Somoza que desgobernaron a su país durante mas de 40 años; diciendo que la resistencia hondureña está buscando armas, el embajador venezolano sumó su advertencia a la del mandatario nicaragüense.

Chaderton, con la experiencia del veterano diplomático, en sintonía con esa advertencia, manifestó que “se burlan de nosotros y nosotros acá, con el síndrome del equilibrio y del diálogo, quizás no nos demos cuenta de que pueden ocurrir estallidos mayores en Honduras”.

“Si por infortunio esos estallidos llegasen a ocurrir, ya me imagino una sesión nuestra acá, regañando a Zelaya y a sus seguidores por haberse salido de la línea oficial de ponderación, de calma. La OEA no se indigna, pero si no se indigna, en nombre de mi gobierno, digo que estamos llenos de indignación”, expresó el diplomático.

Y sus palabras, como las de Ortega, suenan como una clarinada de advertencia al mundo y a quienes pasivamente aceptan las humillaciones y burlas de un grupo de golpistas, que de triunfar en sus pretensiones por la debilidad de quienes tienen la responsabilidad histórica de ponerle fin a sus abusos y desmanes contra un pueblo pacífico pero digno, estarían devolviendo a la gran patria latinoamericana y caribeña a la era de las cavernas que se creyó superada hace muchos años.

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