domingo, 4 de outubro de 2009


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El derrocamiento de los usurpadores

Por Ronnie Huete

Tegucigalpa. Honduras es el epicentro del heroísmo y la resistencia pacífica ante el mundo y especialmente en la región latinoamericana, en donde se gestan importantes cambios sociales.

A más de tres meses, las movilizaciones son indetenibles puesto que el sentimiento de los hondureños hacia la patria, es encaminado a cumplir con la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.

En este proceso de represión militar, el pueblo no claudica y afirma que el regreso del orden constitucional con el reintegro del presidente constitucional Manuel Zelaya, es un hecho.

A largo plazo los ciudadanos del corazón de América vislumbran una nueva Constitución, cuyo contexto sea integrado por aquellos sectores marginados por la seudo burguesía.

Las pésimas condiciones de vida en que vive la población hondureña, confirman que los últimos 27 años de la “democracia burguesa” solo ha sido un referente beneficioso para esta clase explotadora.

Las familias facussé, Ferrari, Átala, Maduro, Nasser, Larach, Canahuati son parte de un minúsculo grupo usurpador que tendrá que respetar la decisión del soberano.

Estas familias, han hecho de todo para vivir en la opulencia y su ambición es ilimitada, sin embargo sus rodillas ya tiemblan ante el poder popular que ha resurgido en Honduras.

Si bien, han tenido el apoyo económico de una parte de la oligarquía estadounidense y la asesoría del tristemente célebre Otto Reich y el delincuente internacional Robert Carmona, no ha sido basto ante la exigencia de las masas.

Nueva Historia

Los discursos estériles de algunos miembros de la comunidad internacional o el llamado de la mediación planeado desde Washington y representado por Oscar Arias, han sido movimientos dilatorios que empiezan a sucumbir.

La visita de una comisión de avanzada de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la reunión secreta del secretario general de esta organización, José Miguel Insulza con el neonazi Roberto Micheletti en la base aérea Soto Cano, son acciones que tienen la obligación de aceptar el mandato del pueblo.

El fortalecimiento de la resistencia, coordinada por el Frente Nacional en contra del golpe de Estado, es latente y sus últimas acciones pacificas ahora se concentran en una huelga de hambre protagonizada por 38 presos políticos remitidos en la Penitenciaría Nacional.

Este accionar pacifico y valiente confirma ante el mundo que los hondureños demandan una nueva constitución cuya lucha por obtenerla seguirá en ascenso.

Pese a los instrumentos represivos que utilizan las familias golpistas que financian el terrorismo en la patria, a través de la milicia, la Policía Nacional, sicarios y que son representados por el de facto Micheletti, no debilitan la fuerza popular.

Los últimos acontecimientos evidencian que es inminente, que por primera vez en la historia hondureña, sus hijos podrán obtener la voz y la potestad de participar en las decisiones de hilvanar una nueva nación.

En un futuro los libros de historia describirán que los pobladores de la primera década del siglo XXI en Honduras, lideraron un movimiento de masas para exigir mejores condiciones de vida para los obreros, campesinos y todos los que participan en la producción del país.

Los historiadores describirán que el honor de haber nacido en esta época se debió a la mayúscula movilización del soberano, que en resistencia pacífica pero con la fuerza de enfrentar a los enemigos de la nación, vencieron.

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Alta es la noche y Morazán vigila.

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