sexta-feira, 15 de janeiro de 2010

.

Haiti y Honduras
Juan Almendares

De Un Golpe, Honduras
Raúl Fitipaldi

El pueblo y la ALBA
Ricardo Salgado

¡Salve, César Roberto!
Víctor Manuel Ramos

El Cardeal golpista
Beatriz Valle y Oscar Amaya Armijo

*


*
Terremoto en Haití.
Urge solidaridad

Cindy Terasme rompe en llanto luego de hallar sepultado a su hermano en una escuela derrumbada de Puerto Príncipe. Hasta ayer, la ayuda humanitaria no había llegado a la mayoría de los damnificados por el terremoto de 7 grados en la escala de Richter, quienes deambulaban desesperadamente por la capital haitiana en busca de agua, alimentos y auxilio médico. Aunque el gobierno de la nación caribeña cifraba en 100 mil el número de muertos, la Cruz Roja estimaba que perecieron entre 45 mil y 50 mil. Foto Ap. Fonte: La Jornada (México).


Por Juan Almendares*

12 de enero de 2010: Haití, una de las naciones más pobres y colonizadas de América Latina y el Caribe sufre un terremoto de 7,0 grados en la escala de Richter, el más grave de su historia. Si bien es cierto que se trata de un fenómeno sísmico, geológico; sin embargo estos desastres no solo son naturales sino que la gravedad de los mismos está estrechamente vinculada a las causas de la violencia social estructural y política que mantiene a este país sumido en la opresión y pobreza.

Es positivo reconocer la solidaridad internacional y merece nuestro reconocimiento y es urgente sumarnos a estas acciones humanitarias. Sin embargo tenemos también que señalar el gran impacto que han tenido las políticas del capital financiero multinacional articulado a las fuerzas oligárquicas y militares que mantienen la extrema pobreza en Haití.

Es el momento de ser solidarios con el hermano pueblo de Haití cuya historia y situación nos recuerda el sufrimiento del pueblo hondureño que ha sido devastado por los Huracanes Fifí y Huracán Mitch y ahora de nuevo por los golpes militares.

El último golpe militar el 28 de junio del 2009; ha generado más hambre, miseria asesinatos, persecuciones, tortura e impunidad. Las pérdidas alcanzan 30 millones de dólares diarios y ahora con el nuevo gobierno resultado de un fraude electoral se planifica una política de seguridad “con chaleco y balas “y un plan de nación para enriquecer más a los ricos y empobrecer a los pobres.

El golpe militar es como un terremoto o huracán que produce no solo obstáculos para resolver la injusticia social sino un verdadero retroceso que nos hunde en el infierno de los condenados de la tierra.


*Presidente del Movimiento Madre Tierra Honduras: miembro de ATALC, Amigos de la Tierra Internacional y Oil Watch Internacional


*
De Un Golpe, Honduras!

Queridos compañeros, colegas, escritores, periodistas, poetas, dibujantes y militantes cuyos artículos y obras publicamos o reproducimos en el Portal DESACATO.

Nuestro Desacato entra en su 4º año editorial (2007/08/09/10) gracias a los contenidos que ustedes nos envían o reproducimos con muchísimo orgullo. Hemos decidido iniciar un período de modificaciones con la finalidad de mejorar la presentación de los escritos, los videos y otros materiales de importancia para los lectores. También iniciar un archivamiento fácil para que los lectores accedan a los trabajos ya editados distribuidos por autor y región. Reactivar la función bilingüe que a veces ha quedado perjudicada por razones de militancia. En fin, varias modificaciones que acontecerán en el marco de los preparativos del 2º Encontro Pela Soberania Comunicacional en Florianópolis, Brasil. En este periodo también estamos dedicando buena carga de tiempo a la primera producción fílmica que Desacato, junto con la productora Cholo El Che, y otros medios alternativos está realizando, el largometraje De Un Golpe, Honduras, trabajo de ficción biográfica y narrativa que ya está siendo rodado en Florianópolis, Brasil, bajo la dirección de Aline Razzera Maciel y con el guión de quien subscribe la presente.

Por lo expuesto, le solicitamos a los compañeros paciencia en estos tres meses, porque toda modificación, aún para bien, lleva tiempo y trastornos, y muchos textos pueden no ser publicados, reproducidos, así como videos y otros materiales que nos llegan gracias a la solidaridad de todos.

El compañero Marco A. Arenhart con la contribución del periodista Carlos H. Pianta y de técnicos de programación y expertos en la materia tecnológica, conducirán este proceso para que todos los que aquí publicamos, tengamos mejores condiciones de llegar a los lectores que tan bien nos han sabido recibir en estos primeros 3 años editoriales.

Un recuerdo especial (in memorian) para el escritor y militante social extraordinario que nos ha dejado ayer, Daniel Bensaid, columna fundamental de la ética y la lucha de los pueblos por la Libertad.

Un abrazo a todas y todos,

Feliz tarea y buena lucha comunicacional para todos, juntos un año más!



Raúl Fitipaldi
Coordinador del Portal DESACATO


*

Honduras:
El pueblo no denuncia
el tratado de la ALBA


Por Ricardo Salgado

Gregorio Selzer (renombrado periodista argentino, ya fallecido), escribió en 1983 un libro llamado “Honduras: Republica Alquilada”; pasó Selzer un momento difícil a la hora de nombrar su libro; el quería llamarlo “Honduras una Republiqueta”, pero al final su estrecha amistad con hondureños en México lo hizo cambiar el titulo de la obra. Hoy día seguramente seria improbable ese cambio de titulo.

Durante su última función el congreso nacional hizo gala de su gran calidad circense. Como si se tratara de una piñata le dieron garrotazos de todo tipo al pueblo de Honduras. Destruyeron la Ley de Participación Ciudadana, denunciaron el Tratado de la Alba, y ungieron al criminal “transportista” como diputado de por vida, como si los 28 años previos no fueran suficiente muestra de la incapacidad de este sujeto.

Repartieron la nacionalidad hondureña como si fueran dulces a personajes que ni siquiera habían solicitado tal condición. El marco majestuoso donde se reunieron muchos consumidores de botox que representan algo así como el respaldo moral de los golpistas y sus fechorías albergó al grupo Unión Cívica Democrática, que seguramente se convertirá, en un futuro no muy distante, en el partido único de la derecha en Honduras.

La denuncia del tratado de la ALBA es un hecho atroz, pero ilegitimo. La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América es ese: una alianza de los pueblos, y el pueblo hondureño no ha denunciado ese tratado; tampoco le hemos dado la potestad a ese grupo de alimañas en el congreso golpista para que actuara en representación nuestra.

Es posible que existan confusiones sobre el papel y la condición de cada grupo activo en la sociedad hondureña. Ha estado claro que la comunidad internacional no reconoce al gobierno golpista ni las elecciones patrocinadas por este (por mucho que El Heraldo, La Prensa y otros medios golpistas se empeñen en decir que el reconocimiento es creciente).

Lo que no parecen tener claro los golpistas, incluido el “dictador electo” Porfirio Lobo Sosa, es que nosotros, el pueblo hondureño en resistencia no reconocemos al gobierno de facto; no reconocemos al congreso golpista; no reconocemos las elecciones espurias, y no reconocemos el gobierno resultante de ese repugnante proceso.

Cuando los golpistas denuncian a la ALBA, lo hacen ha titulo propio; lo hacen como pandilla; en condición de la mara mas perniciosa que conoce la historia de América Latina. Nosotros seguimos siendo miembros del tratado de los pueblos bolivarianos. No hay manera de que estos bandoleros puedan hablar en nombre nuestro; sus acciones son ilegales e ilegitimas. Sabemos que su capacidad intelectual no se compara para nada con su gran inmoralidad, y que lo que hacen es cumplir las órdenes de sus amos.

Por eso pedimos a los pueblos de la Alianza Bolivariana que no olviden que nuestro pueblo sigue siendo activo miembro de esta instancia internacional, y que aun tenemos representantes en ella. Cuando culmine el término de gobierno del Presidente Zelaya, debemos buscar un mecanismo de representación que garantice la voluntad del pueblo. No debemos olvidar que el “transportista” y los idiotas que lo rodean son pasajeros, quizá fugaces; nuestro pueblo estará aquí por siempre.

Lo único que deben hacer estos cuatreros es entregar cuentas de lo que hicieron con los recursos que surgieron de la solidaridad generada por este tratado para nuestro pueblo. Hay que revisar los mecanismos internacionales disponibles para que reintegren de inmediato todo lo que encontraron, y no está en las arcas del estado.

Además, los golpistas deberán pagar compensaciones a todos los hondureños que dejaron de recibir atención oftalmológica de la operación milagro; deberán pagar a aquellos compatriotas que dejaron de alfabetizarse con el método “yo si puedo”; deberán indemnizar a todos los que dejaron de beneficiarse de los proyectos que se hubieran producido con los fondos de la ALBA.

Y todo esto deberán hacerlo en apego a las leyes internacionales; la justicia hondureña es solo un mito del que la mayoría sabemos solo funciona a favor de los que se oponen a nuestras aspiraciones; de los que nombra héroes a los asesinos porque piensan que nuestros muertos son, en el mejor de los casos un “mal necesario”, y por lo tanto es incapaz de sancionar con justicia a estos sujetos.

Recuerden hermanos de América Latina, de los países miembros del ALBA, nuestro pueblo, sigue siendo morazanista, bolivariano y martiano, seguimos siendo parte de este proceso liberador que se ha iniciado. Y no se trata de que existan dos Honduras; solo hay una donde unos cuantos criminales han tratado de secuestrar la soberanía de un pueblo; y donde ese pueblo resiste y avanza sin descanso la resolución de estos problemas.

El 25 de agosto del 2008 acudimos en masa a presenciar el momento histórico en que por fin algo que sucedía en la casa de gobierno iba a favor del interés de las mayorías; hoy nuestra condición de miembro dela ALBA es un asunto de soberanía popular, una bandera de lucha del pueblo en revolución; ese pueblo que avanza hacia la toma del poder en este país.

La denuncia, ilegal e ilegitima, no es mucho masque las otras payasadas en la ultima reunión de los “chabacanos de la patria”; tiene tanta validez como la declaratoria de héroe para el “transportista”, en consecuencia los hermanos del continente deben seguir considerando a nuestro pueblo como una parte integral de esta gesta soberana.

Caminamos, corremos, arrastramos los pies pero no dejamos de luchar. En esto contamos con la solidaridad de todos; los pasos ya se dan en todas partes del país; las banderas surgen y el pueblo, mas temprano que tarde estará dirigiendo los destinos de este saqueado país.

15/enero/2010

*
Estafeta

¡Salve, César Roberto!

Por Víctor Manuel Ramos


-Qué gigantes –dijo Sancho.
-Aquellos que ahí ves –respondió su amo-,
de los brazos largos, que los
suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merded –respondió Sancho- que aquellos que ahí se parecen no son gigantes,
sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen
brazos son las aspas, que, volteadas del viento,
hacen andar la piedra del molino.

Cervantes.


El firmamento del altar de la Patria tiene una nueva estrella. Un nuevo astro que amenaza con sustituir, de opacar por completo a los otros héroes que lucharon por la independencia de Honduras. Y no sólo eso, como realmente a este nuevo cuerpo fulgurante se le ha nombrado Primer héroe del siglo XXI, quedan en precario las figuras de Bolívar, San Martín, Artigas, Sucre, Morazán, Morelos, Washington, Martí, Che Guevara, cuyas hazañas libertarias empalidecen frente a la epopeya protagonizada por el nuevo semidios de nuestra historia.

Este personaje ejemplar ha sido ungido por el sumo sacerdote Fito Facusé, en agradecimiento eterno por la entrega de 250000 dólares estaunidenses, pertenecientes al pueblo chuco, para hacer loby en un país cuyas autoridades le han retirado la visa de entrada, y por haber rescatado, a esta ultrajada Honduras, de la posibilidad de caer en manos de las turbas delincuenciales que constituyen el pueblo hondureño. Con este acto de reconocimiento eterno, de justicia patriótica pura quiere recompensar a Roberto Micheleti por haber derrotado, en batalla sin igual, en la verdadera y auténtica madre de las batallas, a Hugo Chávez Frías.

Hombre modesto, despojado de cualquier prepotencia y afán de sobresalir, Roberto se ha presentado a recibir la investidura de héroe nacional con toda humildad y ha evitado la rimbombancia de los redoblantes y los clarines, las ovaciones clamorosas del pueblo embelezado inundando las calles para venerarle, las inmaculada presencia de las vestales de Camisera Blanca, las ceremonias apocalípticas presididas por el Cardenal y la misma Virgencita de Suyapa en uniforme de gala chafarotil, el fatuo del desfile militar de la victoria para presentar a los vencidos, a los prisioneros de guerra que les espera la esclavitud de por vida, los despojos de los aviones derribados a las fuerzas enemigas, las chatarras de los tanques destruidos a los invasores, las naves y submarinos torpedeados y hundidos sin misericordia, los uniformes raídos de la soldadesca que osó pisotear la soberanía nacional, los estandartes arrebatados a los invasores, pero sobre todo, al Jefe de los Malvados, al destructor de la democracia y enemigo jurado de los sacrosantos, al transformer que parecía invencible, al mero comandante, atado con cadenas de pies y manos, Hugo Chávez Frías.

Deslucidas aparecen frente a la envergadura de esta heroicidad las batallas de Maipó, de Carabobo, de La Trinidad, de San Pedro Perulapán, de Las Charcas,….

Tampoco, Roberto ha hecho gala de su pensamiento sin par. Su humildad no le ha permitido hacer resaltar su grandiosa ideología, cuyo postulado fundamental plantea el qué hacer para salvar al pueblo de ser conducido a una auténtica democracia, la intervención militar, el asalto a la vivienda del Presidente Constitucional, como primera escaramuza en la batalla de las batallas, con el abuso desproporcionado de la fuerza, para ponerlo, en pijamas, en un avión que, pasando por Palmerola, lo lleve al exilio, para falsificarle, acto seguido, la firma en una renuncia falsa. Será tarea de la República, publicar en piel de cordero y con letras de oro, toda la sabiduría que ha rezumado este estadista y bizarro guerrero sin parangón, para que las generaciones futuras tenga en cuenta lo que ha dicho y que me resisto a no citar: “cualquiera que trate de hacer algo diferente volveremos a hacer lo mismo, contra cualquiera que piense diferente a nosotros”. Aleluya, Platón redivivo, re-escritor de La República en su versión del siglo XXI.

El Senado, vaya afán mío, quiero decir el Congreso, no quiso quedarse atrás y recibió, en pleno, de pié y con un atronador aplauso, al César contemporáneo, laurel en la cabezota y medallas por doquier (con doble propósito: mostrar sus honores y para que sirvan de chaleco antibalas). Los elogios provinieron del Presidente del Congreso quien destacó, de Roberto, su “vocación democrática y el liderazgo natural”, que demostró al apoderarse de la conducción del partido de los cheles y de la Presidencia de la República, a pesar de haber sido derrotado contundentemente en las elecciones internas de su Partido.

Los sabios legisladores, sabedores de que la mala hierba nunca muere y que el espíritu del mal de Chávez podría revitalizarse, regenerarse, reciclarse reinjertarse reclonarse y recobrar todas sus capacidades de enemigo jurado de esta democracia ejemplar catracha, como sucede en las películas de muñequitos, y para preveer cualquier riesgo en la vida ejemplar de este nuevo Santo de la Patria, en otras palabras: por si las moscas, le ha otorgado pensión vitalicia y resguardo también de por vida, para que, al fin y al cabo no podemos pedirle peras al olmo, si la amenaza volviera a hacerse realidad, sean los valientes reservistas, también vencedores de mil batallas, sobre todo contra los salvadoreños que nos invadieron y que fueron expulsados del suelo patrio por la OEA, quienes enfrenten al enemigo. Con tanta gloria Roberto merece no trabajar nunca más y dormir tranquilo protegido del espíritu del mal encarnado en Chávez (Los que no le dejarán dormir, pues para eso no hay antídoto, son los mártires de la Resistencia).

Y como cualquier apoteosis es poca para recompensar el alto riesgo en que ha puesto su vida el adalid de la gran batalla de este siglo, y ya que, gracias a su intervención, no fue posible que Zelaya se perpetuara en el poder apoyado por las masas populares, él se cobija en el Estado Mayor Conjunto, y sus áulicos compañeros de Cámara legislativa le proclaman parlamentario eterno –pienso yo que innecesariamente por cuanto ya tenemos una constitución pétrea, que no puede ser cambiada ni por él, ni por el pueblo soberano. Queda, para el nuevo Congreso, amnistiarle sus delitos y nombrarle, todo honor es poco, Emperador.

¡Salve, César Roberto!

*

A ÓSCAR ANDRÉS RODRÍGUEZ

Tegucigalpa, M.D.C.
14 de enero de 2010

Sr. Rodríguez:

No lo llamo Cardenal, porque respeto merece respeto Señor, el respeto no se lo da el cargo, usted debería de dignificar el cargo que ostenta y no al revés.

Estuve leyendo sus más recientes declaraciones a la agencia EFE en Alicante, España y con la libertad de expresión que me otorga la Constitución de la República quisiera hacerle algunas reflexiones.

Me parece que usted no ha comprendido después de tantos años que el Estado de Honduras es LAICO, por lo que sus declaraciones, todas las que interfieran en asuntos políticos, están completamente fuera de lugar.

Un Estado laico se denomina al estado, y por extensión a una nación o país, independiente de cualquier organización o confesión religiosa.

En cuanto a sus opiniones sobre la unidad y la reconciliación, al interferir en asuntos fuera de su competencia, con comentarios plagados de subjetividad, preferencias políticas y personales, usted es quien más ha dividido a la sociedad hondureña. Muchos de sus antes feligreses no desean saber nada de la Iglesia Católica por su inoportuna injerencia en asuntos de estado. Muchos le solicitamos, muy amablemente, que no interfiriera en la reconciliación de los hondureños, aunque le agradecemos el gesto.

Personalmente, nunca le consideré líder espiritual de nadie, sin embargo, era mi opinión que usted era un hombre inteligente, culto y con sentido común. Por sus declaraciones en cuanto a los sucesos ocurridos el 28 de junio, que para el mundo entero, fueron un Golpe de Estado Militar, he cambiado completamente de opinión. Tal vez necesita instruirse un poco más en cuanto a las leyes hondureñas y su sentido común debería indicarle que en un Estado de Derecho no juzgamos en base a especulaciones. Me veo obligada a recordarle que usted en su calidad de prelado no debería juzgar en ninguna circunstancia, ya que los “católicos”, supuestamente dejan esos asuntos en manos de Dios. De igual manera, debería saber que las órdenes de captura no se entregan a los militares, ya que esa no es su función y que los hogares no pueden allanarse antes de las 6:00 a.m. (por señalar unas pocas de las aberraciones jurídicas que dieron lugar a este crimen de lesa humanidad, que usted pretende ignorar y que todos llamamos Golpe de Estado Militar). De manera que, no comprendo sus argumentos para justificar el crimen perpetrado contra el Pueblo Hondureño el 28 de junio de 2009.

Quisiera que aclarara al mundo entero, en qué momento fue que usted se enteró de las intenciones del Presidente Zelaya de permanecer en el poder “veinte años más”, como lo citan en su entrevista. Dado que el Presidente Zelaya jamás manifestó en público o en privado, el afán continuista que usted asegura conocer, debemos inferir que tal vez el Presidente acudió a usted a confesarse, cosa que dudamos y en ese caso usted estaría violando un sacramento sagrado, como lo es para los católicos, la confesión.

Como colaboradora cercana del Presidente Zelaya, el legítimo mandatario de todos los hondureños y en solidaridad con muchos de los Ministros de su gestión, me inquieta tremendamente que usted, sin prueba alguna, proceda a acusarnos de saqueadores del Estado. Pensando en sus posibles motivaciones me puse a recordar los antecedentes de su padre, Andrés Rodríguez, quien en múltiples ocasiones ha sido acusado, quizá injustamente, de saqueador durante la dictadura de Tiburcio Carías Andino y que tal vez usted, juzgando por su condición, pretende calumniar a personas honorables. Si usted tiene en sus manos pruebas sobre personas que han saqueado al Estado de Honduras, debería presentarlas. El Pueblo Hondureño tiene pruebas de que usted sí ha recibido “dádivas” de algunos Presidentes.

Debo reconocer que sus palabras finales son coincidentes con todo el planteamiento del Presidente y sus colaboradores, por lo que no comprendemos como usted, “candil de la calle, oscuridad de su casa”, puede defender una situación, que al final de su entrevista condena. Me parece una incongruencia imperdonable de alguien, que se creía papable (afortunadamente para millones de católicos eso no se dio, ni se dará) que critique los atropellos que se dan en el mundo entero y aplauda los que dan sus amigos y patrocinadores en Honduras, nación a la que debería defender.

Cierro diciéndole que se haga un examen de conciencia, si es que la tiene, para que en realidad pueda brindar a sus feligreses lo que necesitan: consuelo, fe, verdad, esperanza y que su director espiritual se dedique a las tareas que le han sido encomendadas como representante de la Iglesia Católica. No lo hemos escuchado hacer un tan sólo comentario sobre las violaciones que se han cometido contra ciudadanos hondureños, sobre los asesinatos, secuestros, torturas y detenciones ilegales, todos crímenes perpetrados por este gobierno de facto. Tal vez es que ninguno de los afectados era pariente de alguna de sus poderosas amistades.

Adiós Señor Rodríguez, espero no haberlo ofendido con mi carta. A mí y a los Ministros honestos que acompañamos al Presidente Zelaya, usted sí nos ofendió y sí nos importa cuando nos calumnian personas que francamente, no han vivido a la altura de sus palabras.

“Si Jesucristo hubiese estado del lado de los opresores, hubiese muerto de viejo” Padre Tamayo

Atentamente,

Beatriz Valle
Viceministra de Relaciones Exteriores
Honduras

*

LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Y EL CARDENAL


Por Oscar Amaya Armijo

Cuando el Cardenal Rodríguez habla con su boca purpura de maldad, el mundo católico se estremece de verguenza y en sus almas prima el desencanto.

No es para menos: es terrible asistir a misa y observar que el cardenal desempolva el Éxodo y el Deuteronomio y comienza a leer cínicamente los Diez Mandamiento de la Ley de Dios, con los que antes, sin ningún pudor alguno, se limpió el trasero.

Este hombre no repara en mieses para violar el noveno mandamiento que llama a “no levantar falso testimonio ni mentir”y luego ir a misa y, allí, junto al altar sagrado, volver a mentir, fingiendo una beatitud que da risa.

El Cardenal, por lo que se ve, es el único, junto a los demás golpistas, que tiene permiso divino para mentir, el resto de la feligresía debe tomar esas mentiras como verdades so pena de ir a quemarse en las calendas del infierno.

Este cardenal, mostrando unos ojillos demoníacos, dijo una gran cantidad de mentiras en Alemania, que ha dejado pasmado hasta el último pecador de este valle de lágrimas: en Honduras, dijo, no han habido muertos, no hubo golpe de Estado, los ministros del gobierno de Zelaya eran saqueadores, los medios de comunicación no golpistas reciben dinero de Chavez y pertenecen a grupos guerrilleros, además, puntualizó, hubo sucesión presidencial por que Zelaya quería reelegirse por veinte años más.

A este Cardenal no le importa orinarse en las Sagradas Escrituras con tal de defender la sacrosanta propiedad privada de una oligarquía que mantiene secuestrado a este país con todo y sus instituciones. Por ello es de mal gusto verle oficiando misa seguido de un séquito de guardespaldas, para evitar un atentado que nunca se perpetrará, pues él debe cuidarse de los demonios que persiguen su purulenta alma, carcomida de pecados.

Nadie debe pleitesía a un Cardenal mentiroso y perverso, el mismo que habló de una sangría entre el pueblo hondureño si el Presidente Zelaya retornaba al país en vez de hablar de paz y reconciliación.

Alli estan apiñados en los cementerios los 140 muertos, allí caminan centenares de hombres y mujeres encarcelados por la dictadura, allí están los desaparecidos, alli están los secuestrados y torturados, allí, Cardenal del mal, aún se siente el olor a gas pimienta, los toletes y las balas vivas horadando el cuerpo de los hondureños. Pero usted siga mintiendo que la gloria terrenal y celestial no sera para Ud sino para quienes exponen sus vidas por decir y practicar la verdad.

Siga mintiendo descaradamente o guarde silencio; ya no siga undiéndose más en el estercolero de la historia, hágalo por la feligresia a quien ud no respeta, hágalo por los Diez mandamiento de la Ley de Dios que Ud. juró cumplir hasta el fin de los tiempos.

Cardenal, ud. ya no tiene autoridad moral para erguirse frente al altar y oficiar misa, perdió legitimidad frente a Dios y al pueblo hondureño.

Un cardenal que se revuelca en la mentira, y que de paso no respeta la Ley de Dios, se convierte en más pecador que el más inmundo de los pecadores terrenales.

En nombre de Dios, Cardenal, lo llamo a que se convierta al cristianismo. Amen.

Nenhum comentário:

Postar um comentário