quarta-feira, 7 de julho de 2010

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Cartas sobre
la verdad del

golpe militar

III/V
Juan Almendares
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La comisión de verdad
Gustavo Zelaya
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Posicionamento público
COPINH
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La herencia de Lempira
Marel Medina Bardales

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Comisión de Verdad/
Comisión Oficial de la Verdad


Cartas sobre

la verdad del

golpe militar


III/V


Por Juan Almendares*

Decía Gandhi: “Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga.

La verdad para los pueblos de América Latina ha sido amarga y dolorosa, a causa del sufrimiento ocasionado por el proceso de la globalización mundial del capital.

Los instrumentosy mecanismos de explotación del Complejo Militar Minero Agroindustrial y Energético han sido,


Primero: Las invasiones militares y la guerra

Segundo: minería: oro, plata, zinc, petróleo, minerales estratégicos; y represas.

Tercero: los monocultivos: banano, caña de azúcar, maíz transgénico, piña, palma africana, camarones.

Cuarto: biotecnología, transgénicos y agrocombustibles. A este arsenal de la agroindustria se suman: los plaguicidas, fertilizantes y la nanotecnología.

Quinto: la invención de la mentira y enajenación cultural a través del poder mediático y el control ideológico y cultural


Las consecuencias de esta política han sido: pobreza, hambre, desnutrición; pérdida de la biodiversidad y la soberanía alimentaria. Así como la proliferación de las enfermedades: paludismo, dengue, Chagas tuberculosis y SIDA.

Sin embargo la entrada a este martirio ha estado adobada con manjares falsos, corrupción de líderes, ejércitos mercenarios, sicarios, creación de estructuras de violencia, leyes y concesiones vergonzosas; guerra mediática. Procesos que han garantizado el saqueo de nuestras tierras y favorecido la voracidad de la oligarquía articulada al capital financiero internacional

La verdad se descubre a veces un siglo después, que han dejado de operar las industrias mineras por el drenaje acido de metales venenosos que contaminan en forma perpetua las aguas de las comunidades.

La verdad esta oculta, en las aguas secuestradas y asesinadas o en las carnes consumidas de los niños y niñas marasmáticas y en los escenarios aterrorizantes de los golpes y las ocupaciones territoriales por las bases e invasiones militares.

En la extracción de un grano de oro o en la transformación de un grano de maíz maya en: hibrido, agrocombustible o transgénico esta sintetizada la historia de la verdad del sufrimiento y opresión de Meso América.

Desde golpe militar el 28 de junio 2009 en Honduras hasta la fecha actual se han acrecentado las violaciones sistemáticas y masivas a los derechos humanos. El objetivo principal del aparato represivo y judicial de Estado ha estado centrado contra de los miembros y simpatizantes del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

El aparato judicial y legislativo no solo negó la existencia del golpe militar; sino que fue uno de los gestores. El asalto a la Carta Magna se llamó “Sucesión Constitucional”.

Sin embargo, no puede haber justicia sin la interpretación y descubrimiento de la verdad. Sin leyes ni sistemas jurídicos justos y confiables se obstaculiza la investigación de la verdad.

Ocultar la verdad a los familiares de las víctimas y a los sobrevivientes es un acto de crueldad, inhumana y degradante

Cuando los gobiernos torturan a sus pueblos y asesinan a los dirigentes de las fuerzas opositoras se inventa la mentira de la falsa democracia

Ante la brutalidad de los hechos; se han creado dos mecanismos para saber la verdad: La Comisión Oficial de la Verdad y Reconciliación Nacional nombrada por el gobierno y La Comisión de Verdad integrada por la iniciativa de la Plataforma de los Derechos Humanos

La Comisión Oficial está integrada por cinco miembros (dos hondureños y tres extranjeros), la rectora y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras(UNAH), Julieta Castellanos y Jorge Omar Casco; el ex vicepresidente de Guatemala Eduardo Stein, el ex embajador de Canadá en Estados Unidos y en Cuba, Michael Kergin y la ex ministra de Justicia de Perú, María Amadilia Zavala.

No vamos a emitir un juicio sobre los integrantes de la Comisión Oficial; porque tendremos que esperar diez años para conocer el informe según el decreto de creación. Ocultar la información por una década, favorece a la impunidad.

Sin embargo algunos sucesos tienen relación con la Comisión Oficial: uno de los miembros extranjeros ha sido abogado de las empresas mineras canadienses que han apoyado el golpe militar. El otro hecho es la Huelga de Hambre de los trabajadores del SITRAUNAH, a raíz del despido ilegal e injusto de más de un centenar de trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

El objetivo de la Comisión Oficial de la Verdad es: “esclarecer los hechos ocurridos antes y después del 28 de junio del 2009 a fin de identificar los actos que condujeron a la situación de la crisis y proporcione al pueblo de Honduras elementos para evitar que estos hechos se repitan en el futuro”

En este objetivo se habla vagamente de hechos, no se menciona la palabra “golpe” o golpe militar” ni tampoco se consideran las víctimas ni la investigación de la violación de los derechos humanos. Se debería consignar tanto los hechos jurídicos, como actos jurídicos en el marco de la justicia penal.

En consecuencia esta Comisión Oficial no satisface el derecho a la verdad, el derecho a la justicia, ni la satisfacción del derecho a la reparación de las personas afectadas.

La Reconciliación Nacional es una quimera; porque los asesinatos y tortura contra los miembros del FNRP continúan con toda impunidad aún bajo el gobierno que promueve la Comisión Oficial.

La lógica histórica de la violencia durante los golpes de Estado en América Latina y en Honduras nos enseña que se podrá encontrar la verdad al desclasificar los archivos del Pentágono, la CIA, de las Fuerzas Armadas, los cuerpos policiales y la Dirección de Investigación Criminal.

Estos organismos saben quiénes son los torturadores y asesinos, quienes son los miembros del Batallón 316 que todavía operan y quienes fueron los que se entrenaron en la Escuela de las Américas y participaron en estos crímenes.

La Comisión Oficial de la Verdad ha sido nombrada por las propias fuerzas que han negado la existencia de un golpe militar, el asalto a la Constitución de la Republica, la expulsión y tortura del Presidente Zelaya y su familia. En consecuencia aunque quisieran sus integrantes no puede ser Comisión de la Verdad; porque nace de la mentira.

La Comisión de Verdad, es autónoma, tiene legitimidad y respaldo significativo de la comunidad internacional.

Está integrada por la doctora Mirna Perla Jiménez, magistrada de la Corte Suprema de El Salvador; doctor Carlos Nieto de España, el doctor Francisco Aguilar(Costa Rica), Elsie Monge, religiosa ecuatoriana y presidenta de la última Comisión de VERDAD de Ecuador; Nora Cortinas, miembro de las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina; Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; doctor Craig Scott, canadiense experto en Derecho internacional y el sacerdote Francisco Hautar de Bélgica, la escritora nacional Helen Umaña y el sacerdote Fausto Milla.

A diferencia de la Oficial, analizará las violaciones a los derechos; tomará en consideración las opiniones del FNRP y diferentes sectores involucrados, dictámenes de los organismos nacionales e internacionales de los derechos humanos y rendirá el informe respectivo al pueblo hondureño en un plazo aproximado de un año.

No solamente se trata de descubrir verdad; sino que hay que interpretarla a la luz de la práctica; porque la verdad está en relación con la vida, la libertad, la dignidad y el poder.

No hay verdad si no hay confianza ni coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Finalizo esta carta con el pensamiento de Gandhi: “La verdad es dura como el diamante y delicada como la flor del melocotonero… La verdad es el objetivo, el amor el medio para llegar a ella”.

Tegucigalpa 28 de junio 2010

*Un fragmento de este discurso (cinco minutos) fue pronunciado en la instalación de la Comisión de Verdad.

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La comisión de verdad
no es alternativa


Por Gustavo Zelaya

La formación de la Comisión de la Verdad, oficial para más señas, puede provocar algunas discusiones sobre cómo entender las nociones de objetividad y verdad, en especial porque algunos de sus integrantes formados en las ciencias sociales y en las jurídicas parece que tienen antipatía a los “principios” y a los “compromisos” con ideologías que llaman “trasnochadas”. Podría ser que en ellos exista la convicción inconmovible de que en el movimiento social hay unas leyes tan objetivas como las descubiertas por las ciencias naturales, hasta el punto de considerarlas absolutas e inevitables, del mismo carácter que los dogmas religiosos. Si se sigue este argumento, las condiciones, los sucesos, los acontecimientos derivados del 28 de junio de 2009 deben confirmarse a partir de esas leyes y otros eventos, que de modo extraño, misterioso, podrán mostrar que toda las iniciativas voluntarias que pretendan alterar el curso de la historia son inútiles, por no haberse ajustado a lo que señalan las ciencias sociales. Y así, se demostrará que toda forma de resistencia no tiene sentido ni necesidad en el momento actual, por ser ahistórica. La verdad encontrada no tendrá que tomar en cuenta las ideas caprichosas de personas que no “entienden” de objetividad, de leyes sociales, de métodos de investigación, etc., por no haber sido formadas científicamente. Por ello los miembros de esa Comisión investigarán hechos, eventos, datos que pueden verse y cuantificarse como parte de un objeto de investigación, pero de ninguna manera mencionarán al objeto como lo que realmente es: golpe de estado.

Todo ese ropaje técnico, científico, objetivo, que envuelve a la Comisión de la Verdad forma parte de unas maneras “novedosas” de interpretar la vida social. Son los proyectos sociales que apuestan a excluir de cualquier solución todo lo que perturbe los cimientos sobre los que se organiza la sociedad hondureña, así como eliminar la participación conciente y activa de las clases históricamente oprimidas. El accionar de comisiones de ese tipo se inscribe en las corrientes que sostienen que estamos frente al “fin de las ideologías” y que por ello se deben depurar las teorías de toda influencia foránea y poder impulsar programas reformistas que permitan aplicar las ciencias sociales, humanas o del espíritu como herramientas tecnológicas y de reingeniería social. De lejos se nota que la superación de la ideología gracias a esa técnica social no es más que otra variante de la ideología burguesa de la “neutralidad ideológica”.

Esos intentos de dotar de tecnología al poder político y sus derivados como las comisiones de verificación, interinstitucionales, de la verdad o de seguimiento, es con la intención de hacer creer que el aparato de gobierno puede manejarse eficientemente a pesar de la política, pueden verse en los gobiernos de Carlos Flores y Ricardo Maduro cuando mencionaron la necesidad de reingenierías sociales. En esos dos ejemplos de la política tradicional, mencionar la expresión no significó poner en práctica lo que Karl Popper denominó “ingeniería” social, pensada como opción reformista a las prácticas socialistas. Como siempre, las ideas burguesas son recibidas tardíamente por la oligarquía local. Según Popper, una fantasía sostenida por el marxismo consistía en concebir la sociedad como una totalidad que podía ser transformada radicalmente, por ello consideraba que la felicidad no debía instaurarse por vías políticas sino a través de los medios privados que harían posible generar reformas inmediatas y parciales, como la construcción de sistemas de salud pública, construcción de hospitales, carreteras y escuelas, para
enfrentar problemas específicos. Todo ello sin tocar los fundamentos y la estructura que hacía posible la desigualdad. Alguien podría creer que existía una bondadosa ingenuidad en Popper, cuando más bien en el fondo mostraba una clara complicidad con el sistema capitalista y un rechazo ideológico a las propuestas revolucionarias.

La “ingeniería social”, el “fin de las ideologías”, la ciencia libre de valores y la neutralidad ideológica no son más que unas cuantas expresiones de la ideología burguesa que intenta ponerse a tono con las exigencias de cambio social, que sostienen que el uso de herramientas técnicas y científicas, haciendo a un lado las ideologías, es una necesidad histórica acorde con la globalización en la época de la informática, la competitividad y la tecnología de punta. Frente a estas manifestaciones de la ideología capitalista lo menos que puede esperarse es sostener posiciones indiferentes.

Por ello debe sostenerse que los planes, las declaraciones, la metodología que se derive de la Comisión de la Verdad no tendrán ningún valor si a todos los participantes sociales no se les considera al momento de conocer puntos de vista diferentes a los oficiales.

Sostener también que la noción de “La Verdad” es compleja y que siembra dudas desde el punto de vista de cualquier disciplina que se precie de ser científica, sobre todo cuando se le reviste de formas y contenidos absolutos, cuasi religiosos, que no toman en cuenta que la escogencia de una forma de verdad, incluyendo juicios sobre las circunstancias sociales y concepciones, es seleccionar una categoría social, un producto humano construido a partir de acciones sociales, a veces concientes y al cual se opta desde una visión más menos compartida.

Considerando lo anterior puede afirmarse que entre la Comisión de la Verdad y la Comisión de Verdad hay diferencias de fondo que permiten decir que la Comisión de Verdad no es una comisión alternativa, no es una opción, ni es equivalente a la comisión oficial y tampoco se le contrapone. En lenguaje lógico-matemático la alternativa es algo que se puede o no elegir, algo que se puede o no hacer y ambas opciones son equivalentes. En el caso de la Comisión de Verdad el objetivo es investigar las violaciones a los derechos humanos a partir de los testimonios y denuncias de las víctimas, de los informes elaborados por otras instituciones y presentar sus resultados en un plazo máximo de un año. No va tratar, entonces, de presentar un informe alternativo a la comisión oficial, que más bien ocultará conclusiones durante diez años para favorecer a los victimarios. Nada raro, ya que está organizada, y estructurada según los designios de un gobierno continuador del golpe de estado.

7 de julio de 2010.

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POSICIONAMIENTO PÚBLICO


Tegucigalpa, 4.9.2009. Foto: S. H. R.

Hermanas y hermanos del pueblo hondureño.

Compañeras y compañeros organizados en el Frente Nacional de Resistencia Popular

Ante la coyuntura de estructuración y organización interna en los niveles departamental y nacional del FNRP, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas, COPINH, hace público el siguiente posicionamiento:


1-El COPINH, como organización indígena y popular, se siente orgulloso de formar parte de un proceso de lucha, construcción y resistencia de millones de hondureñas y hondureños que apelan a un proyecto de transformación social-radical y que hoy se logra articular a través del FNRP.


2- Hemos empujado y propugnado desde el nacimiento de nuestra organización por la refundación nacional; apelando a una nueva sociedad, más justa, solidaria, inclusiva, participativa, diversa y que dignifique, por sobre todas las cosas, la dignidad de las y los hondureños. Por esta razón, desde antes del golpe de estado, convocamos a participar al pueblo y sus organizaciones a foros públicos, encuentros por la refundación nacional, movilizaciones y tomas, así como de la consulta del 28 de junio del 2009. Incluso, hicimos un llamado a la insurrección popular ante la inminente amenaza golpista de la rancia oligarquía nacional.


3- Nuestro modesto aporte a la gesta libertaria y refundacional, en el marco de la lucha de resistencia del conjunto del pueblo, ha consistido en heroicas tomas de carreteras por parte de miles de campesinas y campesinos e indígenas, en marchas, incluso, aquellas que nos llevaron hasta Nicaragua para acompañar al Presidente Manuel Zelaya a pesar de la represión y el hostigamiento militar. En todo este proceso, todos nuestros recursos, humanos y materiales, así como nuestros humildes medios de comunicación han sido puestos a disposición de la gesta emancipadora del conjunto pueblo hondureño.


4- Fieles al mandato y decisiones del movimientos social articulado en torno al FNRP, el COPINH ha desarrollado y mantenido intensas campañas de organización, formación, movilización y recolecta de declaraciones soberanas para autoconvocarnos a una Asamblea Nacional Constituyente Popular, que permita iniciar un proceso refundacional radical en Honduras, en este sentido es que desarrollamos el II Encuentro por la Refundación de Honduras, al cual asistieron cerca de mil delegados y delegadas de decenas de organizaciones de los 18 departamentos del país.


5- Esta lucha y dedicación desinteresada, nos ha dejado hermanas y hermanos indígenas asesinados, encarcelados y encarceladas, procesados y procesadas, desaparecidos, torturadas y torturados, perseguidas y perseguidos; una estela de dolor y luto que nos hace mantenernos firmes, solidarios y solidarias con las familias de las y los mártires de la resistencia indígena y comprometidos y comprometidas más que nunca con quienes nos honran con su digno ejemplo.


6- Pero es necesario dejar claro que la lucha del COPINH, trasciende a la coyuntura del golpismo opresor, para proyectarse de manera permanente en contra de todas las formas de dominación que reprimen al pueblo. Las comunidades del COPINH siguen resistiendo la capacidad del sistema colonialista que quiere acabar con los pueblos y quedarse con su agua, sus bosques y sus territorios. Por eso la lucha sigue en la senda de nuestros mártires de la invasión colonialista: Lempira, Mota, Iselaca, Etempica.


7-En este peregrinar de luchas y construcción revolucionaria, nuestra organización se ha mantenido firme en su convicción democrática y de participación directa del pueblo, sin pretensiones de ningún tipo, ni de ostentación de cargo alguno dentro de las estructuras del FNRP, para ninguno de nuestros o nuestras dirigentes. Estamos convencidos y convencidas del papel que debemos jugar en este trance histórico, de esta forma, nos apegamos a la razón de mandar obedeciendo y a la construcción de poder político social desde abajo, desde la base misma. El poder y la razón deben emanar del pueblo desde abajo y a la izquierda. Nos animan, en este sentido:

-Las prácticas políticas que sean democratizadoras y no concentradoras del poder de decisión.

-Las prácticas políticas que transparenten las decisiones, los recursos, las acciones y las discusiones.

-Las prácticas políticas que incluyan, diverjan y multipliquen tanto razones como respuestas a las urgencias históricas de nuestro pueblo.

-Las prácticas políticas que resalten lo colectivo y no individualidades. Principios y no slogans, acciones e ideas y no panfletos prediseñados como epitafios. Prácticas que sean congruentes con el discurso colectivo y la razón organizativa.


8- Sabemos que esto es un reto que hay que asumir, por lo que apelamos a una práctica política que multiplique la crítica y la autocritica en nuestras organizaciones. Por eso pensamos que no será posible refundar un país, sino replanteamos los esquemas y formas de hacer política viciada, así como ciertas dinámicas antidemocráticas.


9-Por eso nos parece fundamental transparentar las formas y los esquemas que conducen actualmente a decidir (y por quiénes) las cuotas de representación dentro del FNRP, tanto a nivel departamental como a nivel nacional.


10-Nos parece fundamental dejar claro que el FNRP, está integrado por cientos de miles de hondureñas y hondureños, por cientos de organizaciones de base y decenas de organizaciones sectoriales. En este sentido, es imprescindible queel FNRP haga público el mecanismo que se decidió paraelección de la representación nacional (llamada hoy acreditación) y además, se discuta si dicho mecanismo es democrático, ampliamente participativo y absolutamente inclusivo y no obedece a reglas del juego que personalizan las representaciones, invisibilizan sectores y excluyen organizaciones.


11-Es sabido que el poder y la importancia histórica de una organización como el FNRP está abiertamente amenazada por intereses mezquinos no sólo externos, sino también internos. Grupos, personas, partidos y organizaciones fantasmas, sin ninguna base social, pretenden hoy hacerse de cuotas de poder y de decisión dentro del FNRP, a espaldas del pueblo y que darían al traste con las luchas libradas por las organizaciones sociales antes, durante y después del golpe de estado.


12-Advertimos que de no haber debate y transparencia en el camino hacia el cambio y la transformación de Honduras a través de la Asamblea Nacional Constituyente Popular y Democrática el proceso puede convertirse en un ejercicio similar al que el bipartidismo ha hecho con los procesos electorales: terreno de oportunismo, clientelismo y otras formas de corrupción.


Compañeras y compañeros del FNRP:

El COPINH reafirma su compromiso con los principios éticos de la lucha del FNRP y con sus múltiples luchas por la refundación de Honduras y la construcción del poder del pueblo, desde abajo y a la izquierda.

Seguiremos en la batalla de las ideas, y en las acciones necesarias de calle, impulsando propuestas de participación verdaderamente democráticas, denunciando la corrupción en el seno de nuestros procesos, revisando nuestras prácticas organizativas, y ensayando las nuevas y frescas maneras de cambiar radicalmente todos los aspectos de la vida del país, de esta forma:

Como organización hemos decidido abtenernos por el momento, que quede claro, de la Estructura Provisional de la Dirección Nacional del FNRP, que dura hasta septiembre de este año. También queremos dejar sentado que nos abstenemos por ahora, de participar de las conduccionesdepartamentales del FNRP en Lempira, Intibucá y La Paz.

Pues a pesar que se acordó en su momento dilucidar y acercar a los actores y sectores para determinar la formula y la representación de los departamentos mencionados, el mecanismo no llegó y menos el acuerdo.

De igual forma, el Copinh considera que la agenda y particpación indígena dentro del FNRP es de discusión colectiva y exclusiva de las organizaciones indígenas que estamos en una lucha histórica, en apego a los principios del FNRP y que hacemos resistencia real y coherentemente en contra del modelo neoliberal y el golpe de estado.

Nos mantenemos en resistencia contra la bota opresora oligárquica, pero además contra todas aquellas conductas que quieran conducir al FNRP a posiciones que atenten contra los intereses del pueblo y la dignidad popular y contra todas aquellas decisiones que pretendan negociar la sangre de nuestros mártires. Ni olvido ni perdón, juicio y castigo a los culpables de la sangre derramada.

El presente posicionamiento reafirma la convicción de que nuestra ruta es la construcción del poder popular en el trabajo con, desde y para las bases, en las comunidades y en sus luchas concretas vinculadas al proyecto nacional de refundación.

Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indigenas de Honduras, COPINH.

Intibucá, Intibucá 07 de julio de 2010

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Desde Olanchito


QUE HEMOS HECHO DE

LA HERENCIA DE LEMPIRA


Por
Marel Medina Bardales


Siempre alrededor del 20 de julio en Honduras se habla y se causa una leve vibración al recordarse –cada vez con menos entusiasmo y civismo – el dia de Lempira: Ese lenca, aborigen centroamericano que simbólicamente representa la libertad, el orqullo de nuestra raza, guerrero defensor de su querida tierra y de la cultura maya de la cual todos nos sentimos orgullosos –del diente al labio de ser sus herederos, aunque honestamente, desconocemos qué es esa cultura aborigen y cuál fue el esplendor de la misma.

Si Lempira –por alguna razón esotérica y mística-–volviese a la vida, quedaría asombrado de la condición social y humana de sus descendientes mestizos, pues aunque vestimos mejor y disfrutamos de algunos adelantos físicos que en apariencia nos coloca en posición avanzada en relación con nuestros antepasados indígenas americanos, pero en lo concerniente a la expresión cultural y humana, se puede decir que nuestra cultura actual no se ha desprendido del subyugamiento colonial y ahora imperial.

Sabemos que en 1821 obtuvimos pacíficamente nuestra independencia política del imperio colonial español, que poco a poco perdía poderío para dar paso a otras potencias europeas y a los Estados Unidos. Pero el pueblo hondureño junto con los demás pueblos hermanos centroamericanos cayeron bajo la influencia de esas potencias, principalmente en el aspecto económico y posteriormente en el aspecto político.

¿Qué somos entonces, los hondureños? Socialmente tenemos un profundo desprecio hacia nuestros propios valores culturales, por creer que son insignificantes, ello nos empuja a imitar valores extraños a nuestra cultura, raza e idiosincrasia. Conocemos más lo que acontece en los Estados Unidos que lo que vive Honduras y sus moradores.

Recordamos con más fidelidad el nombre de ciudades personajes, ríos, mares, lagos y regiones de otras partes del mundo, que los rílos valles, ciudades, pueblos, municipios, próceres, insignes maestros o de hondureños dignos de recordárseles o de imitárseles. Carecemos de escritores abundantes, artistas, científicos y estadistas.

No fomentamos las ciencias, ni las artes ni los oficios. Aunque hay más estudiantes en las escuelas, los colegios y en las universidades, el rendimiento es exageradamente menor y con tendencia a la disminución. No es que las generaciones pasadas manejaran más información o mayor profundidad escolástica, sino que lo poco que se aprendía, se aprendía bien.

Socialmente la sociedad hondureña y más la juventud, recibe una influencia tanto negativa como positiva a través de algunos medios de comunicación social, tales como: la radio, el cine, la televisión la lectura de revistas idiotizantes, los periódicos y las tiras cómicas dizque para la niñez y solo enseñan fealdad en personajes negativos y diabólicos; acontecen casos curiosos: Tarareamos canciones en idiomas que no entendemos; vestimos solo pantalones de mezclilla y que ahora son denominados 'yines', pero deben ser con membretes de marcas extranjeras, pues consideramos los manufacturados en Honduras como de calidad inferior, estamos enterados de las últimas noticias de la farándula artística del cine estadunidense, inglés, europeo y mejicano, sabemos al dedillo los títulos de las telenovelas y por el acento de los protagonistas captamos si es gaucha, venezolana, brasileña o mejicana; identificamos el nombre de los cantantes internacionales mitificados por la propaganda alienista y consumista, pero somos incapaces de nombrar a los cantantes y artistas hondureños; vivimos ávidos de los envíos periódicos de la literatura de poco valor, de los programas televisivos y películas violentas, pornográficas, perversas, viciosas y negativamente didácticas...

Por medio de esos canales de difusión social emulamos los vicios y la degradación moral de la cultura occidental, donde el maquinismo y el automatismo están destruyendo la integridad física y moral del hombre occidental; y la población hondureña ­–tercermundista y subdesarrollada –, ha acogido con gusto la civilización moderna. Adoptando con rapidez y avidez el modo de vida y las maneras de obrar y de pensar de la nueva era. Ha dejado de lado sin vacilar sus viejos hábitos porque esos hábitos reclaman un esfuerzo mayor.

Los hondureños hemos aceptado gustosamente el privilegio de no estar nunca solos, de disfrutar de las continuas diversiones de la ciudad (sexo, licor, droga, tabaco y desprecio contra lo establecido), de formar parte de inmensas multitudes, de no pensar nunca.

Eso es lo que busca la sociedad de consumo de occidente, tener a nuestro pueblo inundado de porquerías compradas y mantener nuestros morbosos apetitos colmados, tiras cómicas, sociales que alimentan el ego y muy ocasionalmente se encuentran documentales científicos, literarios o de carácter orientador.

Políticamente es donde nos encontramos con situaciones pintorescas y dolorosas, pues los hondureños no dictamos nuestras propias pautas para administrar, organizar y dirigir nuestro gobierno ni mucho menos la nación, algunos hondureños, especialmente durante las fiestas patrias, han ponderado seriamente nuestra situación y han llegado a la conclusión de que no somos políticamente libres.

Internamente los hondureños nunca hemos elegido a nuestros gobernantes. Hemos votado por ellos, pero no los hemos elegido. A voces se autoeligen, o son nombrados de dedo, o con el peso del dinero compran posiciones y al pueblo le toca asistir en masa a las elecciones nacionales a depositar su voto por individuos que no conoce pero que harán y desharán de su futuro una vez empoltronados en el poder.

En otras circunstancias 'nuestros' líderes son nombrados desde fuera de nuestras fronteras por intereses económicos y políticos poderosos que consideran a nuestro país tercermundista simple peón del tablero político mundial.

Los hondureños carecemos de una política interna –ni mucho menos externa– de comportamiento oficial donde los intereses hondureños estén bien definidos y que los funcionarios de turno luchen por esos intereses y conceptos para que sean ampliados fortalecidos y defendidos.

Cuando ocasionalmente un hondureño con madera de estadista plantea posiciones verdaderamente independientes, es de inmediato catalogado por algunos hondureños –militares y civiles que disfrutan del poder, de comunista para impedirle que este líder conforme algún poderío popular y llegue al poder político.

Existe la creencia que la política hondureña es diseñada y aprobada en la embajada estadunidense y no en la casa de gobierno ni en el Congreso Nacional; y el pueblo dice –por algo será– que el verdadero poder no es de color rojo, ni azul sino rojo, blanco, azul y estrellitas.

Todos los hondureños de una manera u otra hemos hablado, discutido, criticado y denigrado la cuestión económica nacional y la responsabilidad del hondureño de hacer buen uso o mal uso de nuestra riqueza física. Se sabe que todo lo que genera beneficio es cambio, todo lo que Honduras produce y vende fuera de sus fronteras trae dinero que no es hondureño, a esa corriente o flujo de dólares u otras pecunias se le llama divisas, o si se quiere, oro.

El problema estriba en que Honduras no tiene la fuerza necesaria para exigir el precio justo por sus productos nacionales, pero sí tiene que aceptar obligadamente los precios crecientes de los productos importados que no puede producir y que necesita para el desenvolvimiento de todo lo que requiera fuerza de trabajo, tecnología, manufactura, alimento y medicina, maquinaria y equipo, etc.

Si los países tercermundistas, como Honduras, impusieran los precios de sus productos agrícolas y de sus materias primas, el problema estaría resuelto, pues los ingresos por las importaciones serían crecientes cada año.

El panorama es deprimente pues no se ve una solución clara e inmediata para que Honduras salga de estas oscuras condiciones. La liberación de Honduras, de nosotros, de la dependencia económica, política, social y económica, dependerá del forjamiento de un nuevo ser humano hondureño y su respectiva cultura, con nuevos valores morales y educacionales descansando sobre una sólida base de civismo y patriotismo, honradez y estadismo.

El cacique Lempira murió defendiendo sus principios, la cultura heredada de sus antepasados Y su valioso espacio vital; nosotros, sus descendientes, en cambio, abrimos los brazos ante todo lo extranjero, sea bueno o malo, aceptamos gustosamente hacer a un lado nuestros valores para inclinarnos por los valores exógenos pues creemos que nuestros valores no valen nada.

Si continuamos con esta tendencia entreguista peligramos como pueblo y como cultura, podríamos desaparecer y la decisión ya no depende de los viejos y los actuales dirigentes, depende exclusivamente de la juventud hondureña.




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